Alfombras, alfombrillas y felpudos
Santos Rejas Rodríguez
Cuando aquello de la alternancia
en el poder, o sea que lo del gobernar iba de mano en mano de los conocidos
habituales tras el disfrute durante un tiempo prudencial, se solía escuchar en
los relevos aquello de ‘vamos a levantar alfombras’ o ‘miraremos hasta debajo
de las alfombras’.
Nunca, que yo sepa, se han
levantado. Quizás, me digo, es que miraban y debajo de ellas todo estaba limpio
y bien limpio. ¡Ejem!. También podría ocurrir que hubiera algunas pelusillas…pero
claro, diría el ojeador, -si las aireo corro el riesgo de que al marchar,
cuando me toque, y regrese el conocido de siempre, ventee las que se me han
metido debajo en algún descuido… En
resumen, concluiría: -dejemos las alfombras en su sitio no sea que ocurra como
a los que tiran de la manta, que suelen acabar en Soto del Real.
Y la noria seguía girando feliz.
Y escrito esto, me pregunto: los
que están próximos a acceder a la cosa del gobierno, nuevos ellos en lo del
poder, y sin alternancia previsible ¿levantarán alfombras? o al menos ¿alfombrillas
o felpudos? No es que piense que bajo ellas van a encontrar suciedad, no. Es
simple curiosidad por saber si los suelos son de terrazo, parquet u hormigón
armado…y para que se aireen. Temporalmente, al menos.
Y aquí estoy, templando la impaciencia
que me embarga arrancando los pétalos a una margarita africana. Virtual,
claro.
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