domingo, 3 de mayo de 2015

Regalos...

REGALOS


Santos Rejas Rodríguez


Me estaba preguntando si en la facultad de que los patos floten en el agua subyace el principio de Arquímedes o si ya disfrutaban de esta misteriosa cualidad antes de que el griego se sumergiera en la bañera y se librara del ahogamiento gracias a la ocurrencia que tuvo en el último instante cuando me distrajo un chirrido de arrastre de sillas metálicas. Dos chicas de edad mediana estaban ocupando la mesa de terraza situada a la izquierda de la mía. Hermanas, además. Lo deduje porque, mientras se sentaban, una preguntó a la otra: -¿Qué le has comprado a mamá? –Un bolso y zapatos a juego, contestó la aludida pasando a ser preguntona: -¿Y tú? –Unas flores secas, que las que tiene en el recibidor huelen ya a moho y una botella de Chivas. –¿De whisky?  Pero si mamá no bebe alcohol…-Pero papá, sí. Ya sabes lo sensible que es. Si todos los regalos son para mamá se va a sentir fatal. Además que como tiene la tensión baja… -Ya. Pues la cara que va a poner nuestra querida madre. Dirá que es su día, y que cuando fue el día del padre a ella no le regalamos nada. Pero bueno, allá tú y tus ocurrencias…Por ahí vienen ya.


Era aún temprano para irme a comer. El sol tibio y el aire en calma invitaban a terraza. Me apetecía un segundo vino de la rioja, alta o baja. Miré en dirección a quienes se acercaban. Después a la mesa de las chicas con sus envoltorios de regalos…Me levanté de mi silla y pagué mi consumición.

Me hubiera gustado quedarme, observar la apertura de los paquetes y acercarme al grupo y preguntarles qué consideraban lo esencial: ¿Los regalos en sí? ¿Arquímedes? ¿Su principio?... ¡O la existencia de los patos! Pero creo que no me habrían entendido. Y hasta quizás asustado. Así que fuime sin hacer preguntas.

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