ENTRE PARÉNTESIS
Santos Rejas Rodríguez
Poco antes de
salir de casa vi que la hora se me había echado encima. Y esa fue la causa de
mí caminar apresurado en busca de alguna obra en ejecución. Sin duda la
aceleración en el andar, unida a la natural ansiedad que me embargaba por temor
a no hallar ni siquiera una reparación de avería de agua, gas o similar con la
que rellenar la mañana, me impidieron ser consciente de que caminaba, desde
Dios sabe cuánto, con el cuerpo entre paréntesis, o sea con los brazos separados
y en arqueo…
La reacción
primaria fue la de mirar a un lado y otro, e incluso y con disimulo hacia
atrás, por si alguien me estaba mirando. Secundariamente, y como soy algo
introspectivo como ya he dejado escrito por ahí, pasé a lo del análisis interno
de lo externo: ‘no tengo escoceduras en las axilas’, ‘la camisa no me roza’,
‘lo de los golondrinos ya no se lleva’… ¿entonces? Simultáneamente a la
pregunta saltó la respuesta: ¡ostias, aprendizaje por imitación!
Como una película
en HD me vinieron a la mente personajes de mi gimnasio, levanta pesas en
concreto, que últimamente han llamado mi atención y caminan de ese modo: brazos
como signos de apertura y cierre de paréntesis a ambos lados de un cuerpo en
pausado caminar. El de las siglas FBI en la camiseta, me preocupa menos. Sé que
ese organismo no tiene jurisdicción por aquí. El otro sí me inquieta. Luce en
su espalda de stallone ‘policía de paisano’ y recorre una y otra vez el
gimnasio escrutando a todos los presentes. Cuando le veo aproximarse resuena en
mi cabeza la sintonía del OK Corral…y yo sin escopeta.
No soy curioso
del entorno pero cada vez que se acerca, y no tiene a mano ninguna de las pesas
de quintal que suele agitar, me entran ganas de cantarle por los dinámicos: ‘¿qué
misterio hay en tus ojos/y en tu forma de mirar…? Pero de inmediato me digo: ¿y
si se lo toma por lo equívoco? Y me vengo abajo en las ganas.
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