Automatismos
Santos Rejas Rodríguez
En lo cotidiano
hemos generado múltiples automatismos, lo que nos permite dedicar la atención a
otros procesos que, o son nuevos o precisan de habilidades cognoscitivas
especiales. Andar es un automatismo. No necesitamos pensar en pié izquierdo,
pié derecho para caminar, pese a la desconfianza que en este proceso tiene el
ámbito militar y por eso quien dirige la tropa va ordenando lo de ‘izquierdo,
derecho’…
Exprimir naranjas
es otro automatismo. Al regresar del gimnasio, de manera mecánica, voy
presionándolas sobre el exprimidor mientras pienso en otras tareas. Hasta hoy.
Esta mañana, al exprimir la mitad de la primera naranja, casualmente, me fijé
en las seis o siete semillas surgidas de ella. Las retiré. Al levantar la
cáscara de la otra mitad, en la rejilla del exprimidor no había semilla alguna.
Presté atención a la siguiente: primera mitad, ninguna semilla; segunda mitad,
ocho semillas de diferentes tamaños…
Mi componente
empírico, aunque no llega a tomasiano, me impulsó a exprimir una tercera
naranja: idéntico resultado que en los casos anteriores. Una mitad era portadora
de semillas y la otra, no.
Mientras bebía el
zumo comencé el auto interrogatorio: ¿He ahí el secreto de la media naranja
complementaria? ¿Una aporta la semilla y la otra más zumo? ¿Qué ocurre si hay
naranjas cuyas dos mitades carecen de semillas? ¿Y en las que ambas las tienen? Y el aroma ¿Es
patrimonio de una de ellas? ¿Y su dulzor o acidez?
-¡¡¿La última?!!
La interrogación afirmación, unida al toque recibido en mi espalda de la recién
llegada a la cola del pan, me devolvió a la realidad. Ignoro cómo, por los
automatismos sin duda, me había duchado, vestido y caminado hasta la panadería…
–Sí…¡señora!, soy ‘el último de la fila’, respondí mientras la miraba preguntándome
¿Hay medias naranjas secas? ¿Y complementarias a la sequedad ?
Pedí ‘una gallega’
y, pellizcándole un pico, me alejé.