De Belenes y rompecabezas
Santos Rejas Rodríguez
Mira que me barruntaba desde hace muchos años lo de la presencia de la mula en el portal de Belén. Lo del buey he de reconocer que no, que no había pasado por mi mente.
¿Qué porqué lo de la mula? Por una conclusión infantil anclada en los recuerdos. Un año, cuando procedíamos en mi casa paterna a poner el belén navideño, en la labor de desenvolver las figuritas, la mula, no sé si espantada por el trajín, mostrar su desacuerdo o señal de su inadecuada presencia en el evento divino, se precipitó al suelo rompiéndose en pedazos irreparables.
Por motivos económicos que no vienen al caso decidimos –mis hermanos y yo- no reponerla. Su lugar fue ocupado por un hermoso borrego que no opuso reparo alguno en sustituir a la mula. ¿Qué si no fue detectado el cambio? Muy levemente, de pasada y sin estridencias. Los pavos siguieron a su pavera y los patitos nadaron, indiferentes, sobre papeles de plata. Los reyes, en su lejanía, repartiendo incienso y sin perder de vista al oro. Los borreguitos pastoreados y rumiando su silencio y las estrellas rutilando en el firmamento…
Intenten con estos cubos forman un conjunto de los presentes en el belén, teniendo en cuenta que dará igual que esté la mula o un borrego, o incluso un buey, y que los patitos sean feos o guapos, Eso sí, que las ovejitas estén en silencio con sus pastores y que la pavera arree a los pavos…No se echará en falta a san José o a la Virgen… ni al Niño, claro…Los necesario e imprescindibles para montar el pesebre son el resto… y el oro. Y de oro, cuanto más, mejor, esté en Suiza o las Malvinas, ¿y un poco de incienso? Bueeeno…por lo del olor.
