jueves, 23 de abril de 2015

Desamor, celos, acoso...

 Desamor…celos…acoso

Santos Rejas Rodríguez

Hace unos días, en un canal de televisión –no recuerdo cual- vi una grabación en la que una chica joven iba recibiendo mensajes en su teléfono móvil con una intermitencia abrumadora y obsesiva.  Por una amiga presencial, en pregunta interrogativa afirmativa, los espectadores quedamos enterados que el autor de los mensajes era la pareja afectiva de la receptora  a quien demandaba a cada instante ¿Dónde? ¡Porqué! ¿Con quién? ¿Qué llevas puesto? Es decir controlando su vida paso a paso. Celos y acoso, concluye la amiga aconsejándola que rompa con él de inmediato y/o que denuncie el hecho.
Informar, educar, prevenir, buscar soluciones, perfecto pero…incompleto si la campaña se queda ahí. La especie humana se compone de dos géneros. El desamor, la infidelidad, los celos, el acoso, la violencia…no es patrimonio exclusivo de uno de ellos. En virtudes y defectos existe un común denominador. ¿En proporciones diferentes? Unos sí, otros no y los más repartidos conforme a las diferencias individuales de mujeres y de hombres.  Será preciso, es evidente,  incidir en aquellos aspectos en que las desproporciones sean mayores para corregirlos pero informar, educar, prevenir y dar soluciones debe ser para ambos géneros.


Tengo hija e hijos. No querría que mi hija fuera objeto de ningún tipo de violencia o acoso. Pero tampoco que lo sufrieran mis hijos. He intentado educarlos en el respeto al ser humano sea hombre o mujer. Así creo que deben ser las campañas sociales. Lo contrario es caer en la demagogia y el oportunismo… O en un feminismo revanchista tan indeseable como el machismo a extinguir, por las consecuencias y  efecto boomerang que a medio plazo tendría.

 Sin carga política alguna, simplemente pensando en el bienestar de los seres humanos ¿podría hacerse una encuesta sobre el control – acoso de chicos sobre chicas y viceversa en el segmento de población de 14 a 18 años? Y después lo hablamos…

viernes, 17 de abril de 2015

Ratos...

¿Ratos de esperanza, esperanza a ratos o... sólo ratos?


Santos Rejas Rodríguez


Con el tiempo justo para ver el inicio del telediario suelo encender mi televisor. La noticia con que abre el informativo me sobrecoge, sorprende y me produce un regusto interno que no sabría explicar a qué me supo.Carezco de referentes para identificar o comparar el sabor.
 ‘Rato detenido’: Ministro, Vicepresidente del Gobierno, Presidente in pectore, doctor en economía universal…Un inigualable curriculum a quien una mano firme le doblega la cabeza para introducirlo en el vehículo que le transportará ante el juzgado de guardia como a cualquier caco de nuestras calles pillado in fraganti.



Tengo por ahí escrito que hay sucesos, muchos, que se me emparejan. Este no ha sido excepción. Suelo elegir música en función de mi estado de ánimo. Momentos antes de encender el televisor estuve escuchando folk español, Jarcha en concreto, y al oír la noticia de la detención de Rato, una estrofa de la última canción retornó con brío: ‘Sentimos que no estén todos/los que viven de esta guisa/pues sería interminable/poner música a la lista’.
Pasado el telediario, regresado el televisor a su negra pantalla, una serie de preguntas revolotearon por mi cabeza: ¿por qué ahora? ¿por mano de quién? ¿a quienes beneficia o perjudica? Y lo más importante, me decía: ¿dormirá en Soto del Real? Sin respuesta publicable me dormí…
Esta mañana me informo que Rato, el Sr. Rato de nuevo, durmió en su casa, que se abre un investigación exhaustiva, que habrá comisiones…¿que qué? ¿pastel todo, como se suele decir en cheli o ambientes carcelarios?

Tampoco tengo respuestas para afirmar si es un farol arriesgado o va de veras el envite, así que retorno a a Jarcha: ‘Bienaventurados, madre/los políticos de oficio/que trabajan para el pueblo/si ello les da beneficios’

martes, 14 de abril de 2015

Cuerpo y Mente...o algo así

Mente y Cuerpo…o algo así


Santos Rejas Rodríguez


Hay días en los que la mente quiere ir por un lado y el cuerpo por otro. ¡Cuidado con los esguinces! Avisaría mi amigo Agustín, guestaltista él.
Hoy, tras un mal soñar, es uno de esos días. Mi cuerpo se niega a ir al gimnasio. Mi mente me empuja hacia él. O quizás al revés, no tengo la cabeza para hilos finos. Pero aquí estoy, subido a la bicicleta que te lleva a parajes imaginarios y pedaleando a ritmo pop de los sesenta.  

Superponiéndose a la vocecilla interior que me susurra: ¡ves, necesitabas ejercicio! Oigo por el lateral derecho otra, aguda y voluminosa: ¡¡qué tal, amigo!! Giro lentamente la cabeza, desprendo el auricular de mi oreja y educadamente contesto: ¿Díga? -¡¡Que si vio anoche en televisión a la Rosa Díez en la entrevista de…me espeta el compañero de tour -No señor, veo poca televisión…y me coloco de nuevo el auricular.
Ha nacido gente que no se da por aludida y es inmune a las expresiones no verbales: -¡¡ Esa señora no se ha enterado que…!! Elevo el volumen del reproductor y pedaleo con ansia mirando a la pared infinita.
Una acción que me irrita más que el criminal pregón de ¡¡¡El tapicero…se tapiza a domicilio!!! es que un interlocutor me toque al mismo tiempo que me habla. Y este señor, cadenciosamente, empieza a tocarme el brazo a la par de su verborreico discurso. Me bajo en marcha y, saltándome el programa atlético, me siento en la terraza de la cafetería para inmortalizar el acontecimiento vivido mientras paladeo un té…negro.

Una pareja, surgida de la nada, se coloca frente a las desprotegidas mesas y sin previo aviso se arranca por Lole y Manué…mi cuerpo, en íntima comunión con la mente, sale a escape. Ya pagaré el té otro día. Saben donde vivo…