domingo, 8 de abril de 2018

Cómo nos vemos vs cómo nos ven


Cómo nos vemos vs cómo nos ven

Santos Rejas Rodríguez

Tengamos la edad que tengamos, y a más avanzada la divergencia es mayor, nos vemos de un modo y nos ven de otra: lo subjetivo y objetivo que diría un filósofo curioso o la disonancia cognitiva, que pontificaría un psicólogo masterizado. Un ejemplo, personal, sirva para ilustrar lo dicho.

Viajaba yo en autobús urbano cuando sentí unos golpecitos en el brazo: «— Señor, siéntese». La ofertante, mayor y de complexión  rotunda, 60 y 70 respectivamente calculé, me indicaba el asiento que acababa de abandonar. Mi primera reacción, confieso, fue de sorpresa y contenida indignación porque, tras mirarla en lo externo y mirarme internamente, concluí que la ventaja estaba de mi lado, o sea, que ella era quien precisaba el aposento.



Aseguran quienes creían que iban de cabeza hacia lo eterno que se visualiza en milésimas de segundo la película de la vida. En el acontecimiento descrito me ocurrió algo semejante ayudado por mi imagen reflejada en el cristal del autobús. Recordé que días atrás había estado en la que fuera la casa de mis padres y recuperé diversos objetos. Como no soy dado a portar bolsas de mano, hoy, al salir de casa, decidí llevarlos puestos: Una gabardina larga y holgada, amarilla abeja algo descolorida; las gafas negras, redondas y cumplidas, que usaba mi madre para evitar reflejos y el bastón blanco que utilizaba mi padre cuando, ya anochecido, caminaba por el campo.

Ocupado el asiento generosamente cedido por la señora pensé: Gracias al empirismo y fortaleza del Yo que poseo que sino una acción como lo acabada de sufrir hubiera reducido a cenizas mi autoestima…al menos hasta llegar al bar y compartir la cazuela de callos, y unas copas de vino, con mi amigo invidente, a quien le iba a hacer entrega de los recuerdos que portaba y que un día manifestó que le gustaría conservarlos por el cariño que tuvo a mis padres.

Pues esa es la cuestión: ¡Cómo te ves, cómo te ven! Laus Deo y lo que tenga que acontecer, que acontezca…o sea, que comiencen a cederte el asiento en el transporte público.