ELECCIONES Y ALTERNATIVAS
SANTOS REJAS RODRÍGUEZ
Es hora, ante el anuncio de próximas convocatorias de elecciones, de hacer
balance. Es hora de contrastar promesas electorales, las llevadas a cabo y sus
resultados. Con seriedad, sin demagogias. Parcela a parcela. Es preciso
realizar una macro auditoría política donde se encuadre lo económico y social.
Si este análisis es negativo para quienes allí gobiernan, se convertiría en el
primer indicador de que la alternativa es necesaria.
El segundo indicador vendría del análisis de la posible alternativa. Aquí
las interrogantes se centran en cuestiones tales como: ¿existe un partido
político con la cohesión interna imprescindible para no romperse en el momento
más inesperado o, lo que es peor, más inoportuno? ¿Posee la capacidad de
ilusionar a pueblos, ya de por sí escépticos, y con la suficiente fuerza y
preparación para asumir la responsabilidad de gobernar para todos? Si no se
cumplen estos requisitos el resultado sería dividir aún más el espectro
político haciendo más dramático e inseguro el futuro de nuestro País.
Y llegados a este punto, el de atisbar una posible alternativa política,
preciso es hacer alguna advertencia. La primera la de coaliciones tras los
resultados, es decir los de aquellos que se juntan para hacer una parte del
camino pero que, en su fuero interno, saben que no podrán hacer suyas las
palabras del hidalgo a su escudero: ‘juntos salimos, juntos fuimos y juntos
peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido para los dos...’
y la segunda de gran peligro : la de los condottieros, los que huelen el poder.
Esos personajes que se alquilan al mejor postor en unión de sus mercenarios;
que trabajan mal pero traicionan bien; que se las ingenian para hacer durar las
guerras y saquean despiadadamente en la paz. Y no arriesgan nada. Son vulgares,
por lo repetitivos; por su perenne presencia. Maquiavelo ya los detectó y nos
avisó. Pero no se suele hacer caso. Alguna vez habría que empezar. Merecería la
pena enviarlos al paro infinito.