sábado, 29 de abril de 2017

Golfos

Golfos

Santos Rejas Rodríguez

Que España está rodeada de golfos es una realidad incuestionable. En ocasiones me he preguntado si en lugar de tener tantos no hubiera sido preferible uno y grande, como en México. Pero la geomorfología tiene sus caprichos y hemos de conformarnos, en la era actual y  probablemente en las venideras, con los que tenemos. Como se decía antes, v.gr.: los golfos de Vizcaya, Cádiz, Almería, Valencia, Rosas y, apurando un poco el mapa, el lindero de León.


A tanto golfo hay que añadirle las bahías, rías costeras y otras de interior, o sea, lagunas y humedales. Son los golfillos, aprendices de las golferías de sus mayores y adláteres a quienes quieren emular e incluso superar. Puede que con el tiempo alguno de ellos lo consiga en función del cambio climático y la elevación de la temperatura… salvo glaciación imprevista o meteorito  caído de los cielos.

Lo último, o sea lo del pedrusco cabrón, es tan improbable como el de la existencia de un ser supremo, justiciero, que diera a la tierra lo que es de la tierra y al mar, lo del mar. Como no lo hay, el mar  se reviste de golfo y va engullendo la tierra que le sale de los hondones.  Y no devuelve ni siquiera unos granitos de la arena robada…

¿Y la comitiva habitante? El personal se limita a contemplar, con embeleso y desde la orilla, la puesta de sol,  sin coscarse de que cada vez avanza más la marea que está dejando sin arena la playa; y que ante la impasibilidad,  por su lado, y la voracidad e impunidad, por la del otro, no es improbable que emerja un tsunami que no deje hueco ni para el llanto  ni el crujir de dientes.

Pues eso…

viernes, 21 de abril de 2017

Si tu me dices ven...

Si tu me dices ven…

Santos Rejas Rodríguez

Por alguna parte tengo escrito que me gusta la música. Desde Mozart y Ben Webster a los Pekenikes y Bee Gees pasando por El Cigala y Niña Pastori. Es decir, casi todo lo enmarcado en un pentagrama e incluso fuera de él.
Atender a las letras es ya otro cantar. En ocasiones, embutidos los auriculares y realizando ejercicios repetitivos no necesitados de concentración, las sigo: «No detengas el momento por las indecisiones…» entonan a coro Los Panchos mientras pedaleo.
Escuchar la letra que antecede y cabalgar mi pensamiento por caminos sembrados de encrucijadas ante las cuales hubo, y hay, que elegir senda, todo uno. Sería absurdo pensar que la  preferida en el momento de adentrarse por ella, no es la óptima. Pero es cierto que unas veces fue y otras estuvo plagada de vericuetos sin salidas, espinos crueles o fatigosas escarpadas.




¿Y si hubiera elegido la otra? Un mi amigo me tiene dicho que no hubo posibilidad de alguna otra, que la elegida, elegida estaba: Quod scripsi, scriptum est, para unos,  o maktub para otros.

No puedo refutarlo científicamente, así que no me adentraré  en polémicas ociosas. Pero afirmaré, eso sí, que más vale equivocarse, y mucho mejor acertar, eligiendo camino y adentrándose por él, que quedarse estático, inmóvil… por las indecisiones. La no elección no es un camino, o si lo es, conduce al limbo, que puede que no exista en el más allá pero si en el acá.

No quiere decirse  que «si tu me dices ven»  se acuda como gacela en berrea o marinero tras el canto de sirena, no, pero sí que es necesario elegir y hacer camino en busca  del vivir y la felicidad. Detenerse  por las indecisiones lleva a transformarse en estatua de sal.

Los Panchos, ajenos a la digresión, siguen a lo suyo, ay.

domingo, 16 de abril de 2017

Respirar


Respirar

Santos Rejas Rodríguez

(Otra hora incierta…)


Respirar no es suficiente para sobrevivir.
Se sobrevive con la luna casi llena y el sol casi apagado, pero la vida que quiere latir exige el brazo de un amante; de un amor que sea igual al tuyo, que avasalle cuando tu amor arrasa con violencia; que abrace con mimos cuando necesitas cariño, que silencie tu angustia cuando la depresión se instala, que calle cuando tus besos quieran enmudecer sus balbuceos.
Un amor que cante o baile al mismo son que el mío y sea fiero y dueño o aquietado y sereno.           
Respirar no es bastante aunque te estés ahogando y grites hacia el cielo con gemidos de auxilio.
Respirar es tan solo un Réquiem para muertos.

Yo necesito vida, la vida que me dieron para toda la vida.

lunes, 10 de abril de 2017

Deseos, sueños, indecisiones

Deseos, sueños, indecisiones

Santos Rejas Rodríguez

En esta semana calificada de santa, tan laica ella, una amiga, quizás influenciada por la espiritualidad que aun sigue fluyendo de los rescoldos del pasado o de las herencias sociales o genéticas, me decía que le entran cada vez más deseos de romper con lo cotidiano, recorrer tierras del mundo, visitar amigos lejanos…es decir, dar la vuelta al calcetín de la vida.

Contesté informándola que un conocido, cuando ganó sus primeros millones e iba a realizar el sueño de su vida, adquirir un barco y recorrer el mundo, aplazó el deseo porque le deslumbró el brillo de la luz que en ese periodo de su andadura social le focalizó. Más tarde llegaron las sombras  y ya no pudo levar anclas.




Los sucesos, tengo escrito y repetido, se arraciman. Unas horas antes a la manifestación de mi amiga nos había sobrecogido la noticia de la muerte imprevista de Carme Chacón. A los cuarenta y seis años. A la misma edad a la que falleció mi compañera y en ambos casos dándose unas circunstancias familiares tan idénticas que me hizo estremecer vivencias, recuerdos y sentires…Se fue cuando nos quedaba tanto por hacer. Unos quehaceres pospuestos por una eternidad…al menos.

A los dos acontecimientos descritos, como si no fueran suficientes como aviso para navegantes que están dubitativos de si emprender el viaje de cambiar aspectos no deseados del vivir actual: trabajo, compañía, entorno, se unió la voz arrancherada de Mari Trini mientras atravesaba  una plazuela recoleta de mi Cáceres de origen: ‘no detengas el momento por las indecisiones…’


El tiempo es tan finito. La vida tan fugaz…pues eso.