viernes, 21 de septiembre de 2012

Carpe...


 

Los aires que soplan…


SANTOS REJAS RODRÍGUEZ

 


                No me negarán que ante unas elecciones, parciales o generales, les embarga la preocupación. Cuando empieza la campaña electoral nos enteramos de lo rematadamente mal que el partido gobernante –sea el que fuere en cada ocasión- lo ha hecho durante la legislatura, y le llueven acusaciones, denuncias, improperios y descalificaciones que nos llevan a exclamar: ‘en manos de quienes hemos estado, Dios mío’. Pero el gobernante no se queda corto y nos adelanta las catástrofes, desolaciones, miserias y hasta despojos que sufriríamos si se marchan y les suceden los contrarios, hasta tal punto que pensamos: ‘Dios mío, en qué manos podemos caer’. Y para no hacer bueno aquello de que  ‘la manera de expresarse colectivamente un pueblo es un a modo de rebuzno, aunque cada uno de los que lo componen use de lenguaje articulado para sus menesteres individuales’, que decía Unamuno,  no queda más remedio que intentar separar el trigo de la paja, repasar objetivamente lo que unos y otros ofrecen en sus programas, aprehender el sentido ideológico que los impregna y decidir nuestro voto. Porque, aunque un voto no hace granero, ayuda a su compañero y puede ser decisivo para el futuro -propio y de nuestros descendientes- por lo que no es cuestión baladí. 
¡Ya que se consulta al pueblo, responda el pueblo!. 


Y, por aquello de ‘las barbas del vecino’ dado que -por ahora- no puedo ejercer de votante en los territorios que han anunciado convocatorias electorales, he centrado mi atención en las nuevas esperanzas que para la sociedad civil, o sea todos nosotros,  soplan por Breogán y sus aledaños... Me preocupa, claro es, si el soplo iniciado en el noroeste peninsular adquirirá la intensidad suficiente para aventar y  barrer tanta hojarasca depositada en todos los caminos, empezando por los del Señor Santiago, pasar por despeñaperros y llegar hasta el estrecho de Gibraltar, cuando menos...
Porque el otoño, inexorable, cada vez está más próximo!

jueves, 13 de septiembre de 2012

Con el paso del tiempo/4



LA MIRADA



En aquel tiempo escribí:




Destaca sobre su cuerpo frágil, sobre su cara demacrada, la mirada.

Una mirada dirigida al más allá, que ningún límite de este mundo puede contener. Una mirada que interroga, que escruta, que parece preguntar a alguien asentado en el infinito ¿por qué?

Una mirada desconcertada, sin respuestas. Escéptica de lo humano. Transcendente.

Difícilmente una mirada así podrá volver a ver, a interpretar en lo sucesivo, los acontecimientos cotidianos, el calor de hogar, el paso diario de las horas; el alba o el crepúsculo...

Una mirada, que por escasa sensibilidad que tenga un ser humano, hace estremecer. Que atrapa como un abismo insondable produciendo vértigo de alma; haciendo atisbar el sufrimiento sin límites, la soledad infinita, el desvalimiento.

Una mirada de desgarro ante la que solo cabe el silencio.


La mirada de Ortega Lara. Compañero del alma, compañero...

(Publicado en HOY, el 3 de julio de 1997)

En la actualidad me pregunto: ¿por qué…?