viernes, 22 de abril de 2016

Ver y oír

Ver y oír

Santos Rejas Rodríguez

Tras limpiar los cristales frontales del mirador de mi casa constato que he ganado en visión de forma palpable: Los toldos del edificio de enfrente lucen en amarillo limón en lugar del marrón glacé que hasta ahora percibía. Debo añadir un pero…Que lo ganado en visión lo he perdido en acústica interna: los ruidos callejeros que antes me llegaban atenuados, e incluso no me llegaban, ahora penetran en mi casa como si fuera Pedro por la suya.  Las que entran por las que salen, pensaba yo, al tiempo que me consolaba diciéndo que el paso del tiempo volverá a poner cada cosa en su sitio.

En pleno trance analítico se interrumpe la música radiofónica y me sorprende, y sobrecoge, la noticia: ¡Pablo acaba de dar el sí a Alberto Carlos! No son personajes de telenovela mexicana, no, sino Iglesias y Garzón. De su próxima unión.  La de Podemos con IU…



Debo confesar que acudieron a mi mente, como flechas incendiarias, una imagen y un dicho. La de Saturno devorando a un hijo, en versión goyesca, y el ‘prometer hasta meter’, del castizo vulgar.

Izquierda Unida es el alimento que necesita Podemos para nutrirse y hacer frente a las ya casi ineludibles elecciones generales y engordar. Habrá pactos, unión de programas, escrituras públicas y privadas y mucho prometer hasta meter…la papeleta en la urna. ¿Y después de haber metido? Después de haber metido IU soplará y resoplará…y su casita se hundirá. Al tiempo.


Regreso al mirador y contemplo los cristales laterales. Ganaré visión y perderé silencio, pienso. Resuena de nuevo la música: ‘No permita la virgen que tengas poder’, canta Sabina. Y abandono en el barreño el paño que no deja pelusas…

sábado, 16 de abril de 2016

Puentes...

Puentes…


Santos Rejas Rodríguez 


La luz de la mañana ha sido engullida por la del atardecer. Atardecer que encamina mis pasos a callejuelas preñadas de silencios y que un día fueron transitadas por seres que vivieron y murieron, que amaron y odiaron, hoy extinguidos hasta en el recuerdo porque ya no existen quienes alguna vez los pensaron. Aunque, contemplando las piedras milenarias que estoicamente sustentan torres y palacios, me pregunto con esperanza, si serán los discos duros que contienen su memoria viva…

De repente el silencio se hace sonoro y con nitidez me llega la voz, tu voz: ‘Desde la margen del río de aguas cambiantes que separa mi orilla de la tuya, te saludo. Parece que estás cerca…’
Y tu saludo me induce a buscar el modo que me lleve al otro lado. A tu lado. Tarea inútil. La luz difusa muestra la distancia infinita que nos separa. ¿Habrá arquitecto que sepa unir las orillas? ¿La de aquí y la de la eternidad? ¿Aunque fuera con puente quebradizo? ¿Y fugaz?




La noche vence al atardecer. El crotorar de la cigüeña solitaria me retorna al mundo sin silencios. Una vez más te alejas de mi: ‘Y la vida siguió, como siguen las cosas sin mucho sentido…’