sábado, 16 de abril de 2016

Puentes...

Puentes…


Santos Rejas Rodríguez 


La luz de la mañana ha sido engullida por la del atardecer. Atardecer que encamina mis pasos a callejuelas preñadas de silencios y que un día fueron transitadas por seres que vivieron y murieron, que amaron y odiaron, hoy extinguidos hasta en el recuerdo porque ya no existen quienes alguna vez los pensaron. Aunque, contemplando las piedras milenarias que estoicamente sustentan torres y palacios, me pregunto con esperanza, si serán los discos duros que contienen su memoria viva…

De repente el silencio se hace sonoro y con nitidez me llega la voz, tu voz: ‘Desde la margen del río de aguas cambiantes que separa mi orilla de la tuya, te saludo. Parece que estás cerca…’
Y tu saludo me induce a buscar el modo que me lleve al otro lado. A tu lado. Tarea inútil. La luz difusa muestra la distancia infinita que nos separa. ¿Habrá arquitecto que sepa unir las orillas? ¿La de aquí y la de la eternidad? ¿Aunque fuera con puente quebradizo? ¿Y fugaz?




La noche vence al atardecer. El crotorar de la cigüeña solitaria me retorna al mundo sin silencios. Una vez más te alejas de mi: ‘Y la vida siguió, como siguen las cosas sin mucho sentido…’

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