Nuestros muertos
Santos Rejas Rodríguez
No entiendo, o quizás no quiera entender, el porqué
de la disparidad de criterio en el conteo de muertos en la guerra que se está
librando. Como en toda guerra hay, al menos, dos bandos y, como en toda
contienda, se producen muertes en uno y otro. Es tradicional, aunque ahora
mismo ignoro si hay excepciones, que a más muertes en un lado mayor victoria en
el otro…
¿Es la razón de la sinrazón de lo que está pasando?
¿El conteo de muertos es mera estadística victoriosa? ¿Para quién? ¿Depende el
número de muertos de la ‘ganancia’ política o económica de quienes aumenten o
disminuyan el número de vencidos? ¿Se persiguen réditos políticos presentes y
futuros?
Si así fuera, que me resisto a creerlo, diría que
cuando se olvida el sentido humano, se ignora el dolor de la pérdida de vidas y
los muertos se convierten en estadísticas, en armas arrojadizas, los que vamos
superviviendo a esta guerra somos un conjunto de desalmados, en su acepción de
sin alma, que merecemos ser parte de la estadística, de los que han muerto.
Tengo, como no, mi particular conteo de muertos. Los
que en estos días mueren rodeados de sus seres queridos, cogidos de la mano,
acompañados hasta su lugar de descanso eterno e iniciado el duelo de la pérdida…y el resto.
Ese resto que no ha tenido despedida y que estarán a la espera de que la guerra
finalice para ser acompañados y llorados para su descanso y el de sus seres
queridos supervivientes. Y no hay más bandos. Ni estadísticas. Ni desalmados.
Sí, ya he oído que hay instrucciones de organismos
internacionales para contar a los muertos por el virus…pues que con ese
criterio cuenten a sus muertos. Nosotros, a nuestros muertos, los contaremos
como nos venga en gana, o sea, con humanidad.