miércoles, 17 de diciembre de 2014

PREGUNTAS...

PREGUNTAS…

Santos Rejas Rodríguez

Una persona amiga me pregunta el porqué escribo sobre conversaciones escuchadas en paradas de autobús, en las inmediaciones de la mesa de la terraza o cafetería que suelo ocupar para escribir la novela que tan lentamente avanza o mientras consumo energías en el gimnasio. Temas vulgares. Me consta.



La primera respuesta, inmediata, sin pasar por el tamiz del meditar, fue que de los temas políticos y económicos ya se ocupan especialistas sesudos que aportan soluciones pertinentes y eficaces a los problemas que van surgiendo en estos ámbitos, con lo cual no dejan resquicio alguno y un comentador aficionado, como es mi caso, haría el ridículo.
Mientras se reía de mi ocurrencia aproveché para pensar y hallé una razón alternativa:  De los grandes temas Sociales y de Estado, los que en verdad preocupan al Gobierno, Partidos Políticos y Ciudadanía en general como son lo de Pablo Iglesias y su becario; Tania, y su hermano de protección oficial y, sobre todos ellos, por su alcance real, la vida y obra del Pequeño Nicolás, ya se ocupan centenas, legiones, de entendidos, contertulios, arribistas, chupópteros, vividores y  desocupados  a través de las cajas de resonancias de los medios de comunicación de lo escrito, hablado y digitalizado… con las inestimables ayudas de  alientos y silencios  de los variopintos organismos estatales y algunos servidores de lo público sin cuya inestimable colaboración no hubiera sido posible la historia..  En esos espacios no lograría, tampoco, hacerme sitio ni a codazos.
Ahora bien, aunque no me encuentre capacitado para lidiar esos miuras sociales, no puedo impedir que una interrogante repiqueteé en mi cabeza: El  zarino Nicolás, o Rinconete redivivo  ¿No será  ‘el niño’ gestado por el sistema (casta lo llama Pablo) y parido en el momento oportuno para distracción del público en general? Porque es evidente que la corrupción generalizada, Bankia, el paro, imputaciones reales o el terror excarcelado y otras minucias han perdido la primera página o, al menos, el gran titular de portada.
¡Qué paranoico eres! Me acusa mi interrogadora. Le doy la razón, me despido y mientras me alejo escucho en mi interior una voz, arriolada, que ordena:
 -¡Una de Nicolás!
-¡Oído, cocina!
(Publicado en el Diario digital Nuevatribuna:

martes, 18 de noviembre de 2014

¡Ese corazón...!

¡Ese corazón…!

Santos Rejas Rodríguez


Los jueves, por razones explicables que no hacen al caso, no puedo acudir al gimnasio a liberar mi espíritu. El pasado fue una excepción por el día, por la hora y por el objetivo: cansar el cuerpo dejando lo del espíritu para los días habituales. Una máquina de las denominadas ‘de cardio’ que capta y digitaliza en pantalla hasta el aliento que expeles fue la elegida como compañera de fatiga, de la mía, claro.


Fui sacado del automatismo físico y la abstracción de pensamiento por un corazón palpitante frente a mis ojos. Deduje que no era el de la máquina sino un indicador del ritmo del mío y, en efecto, comenzaron a salir números crecientes: 135- 139- 143…154…y llegado a este punto, a una seña mía, se acercó la monitora, siempre atenta. Resumo: mi ritmo cardíaco oscila entre 65-70 en reposo y 110-120 en actividad, por tanto…
Como mi respiración era bastante normal, no se me había subido a la cabeza ni la espuma de una tristeza, ni me veía cantando por Sabina lo del bar de Nicanor, sugerí, antes de recurrir al 112, cambiar de máquina y hacer otra medición. Mis latidos no pasaron de 120…¡Uff!
Pero soy analítico y, a ráfagas, incluso introspectivo. Y dándole a las piernas de nuevo, con objeto de asegurarme de que había sido un fallo de la máquina, retrocedí hasta hacer consciente,¡ay, Freud! lo que estaba pasando por mi inconsciente cuando el corazón se visualizó ante mis ojos latiendo desaforadamente…¡Hostias…! digo ¡Eureka! ¡La intención de votos a Podemos! ¡la había escuchado momentos antes de entrar al gimnasio…! ¡En eso estaba mi mente ocupada! 
Y con el retorno del recuerdo,  de nuevo mi corazón: 135- 149- 151…
Recurrí a lo aprendido: respiración diafragmática acompañada de  intervención cognitiva: ¡No eres Mariano!, me iba diciendo lentamente... ni Pedro ni Cayo... Rosa o Esperanza tampoco... Ni siquiera Gaspar… Y mi tasa cardiaca: 145- 130- 120… Continué respirando y convenciéndome: ¡Y no tiene porqué ser el big bang! ¡Y quizás sea flor de un día…!
Y el corazón: 105- 90- 70…Y ahí dejé la terapia no fuera a sufrir una parada que, aunque transitoria, resulta muy enojosa y atrae a desocupados...que luego votarán vaya usted a saber

(Publicado el Nuevatribuna.es el 14 de noviembre:


lunes, 3 de noviembre de 2014

¡Qué fácil es...!

¡Qué fácil es…!



Santos Rejas Rodríguez


Desde hace años, cuando salió al mercado el primer Kindle, utilizo el lector de libros electrónico. Ahora en su versión avanzada con pantalla táctil, luz y utilidades como diccionarios, traductor, etc. ¡la frikiadicción y tal! Me es muy cómodo para leer los pesados ‘tochos Follianos’ , y similares, de novecientas páginas, que me vencían los brazos al leer encamado y, también, para ajustar el tamaño de letra a estos ojos cansados de lo tanto visto.
Con esto no quiero decir que he abandonado ‘el papel’. Ni mucho menos. Sigo  leyendo, acariciando y oliendo libros nuevos y releyendo, regurgitando y deglutiendo los de siempre. Unos pocos ocupan mi mesilla de noche (¡qué antiguo!) en mezcolanza: inquilinos de siempre, mediopensionistas y arribistas con pretensiones. Allegados insidiosos apuestan que entre ellos, los permanentes,  seguro que hay un ‘Príncipe’ y probable un ‘Sin Tzu’. Algo hay de cierto…El Principito va y viene según épocas. Sobre guerras no sé nada, o casi…




Un medio pensionista es un Borja. Un cuerdo a imitar en su locura. Su libro, único, lo leo, releo, subrayo y anoto al margen. Pregunto, interrogo, río, niego, afirmo…y me hace pensar siempre ¡y mira que da pereza! Pero ¿Quién permanece impasible ante? : ‘Uno no vino a querer una sola vez ni a querer a una sola persona. Uno tiene que estar donde lo quieran a uno y con quien lo quiera a uno…hay que lograr la capacidad de estar donde se quiera, con quien se quiera, el tiempo que se quiera. Y de poder irse cuando uno quiera, lo cual no es ninguna tragedia’
Y mientras camino con el sobrepeso de los huesos de los santos pero con el alivio de los buñuelos de viento, me digo: ¡qué fácil estar, qué difícil ser!

(Publicado el día 2 de noviembre en Nuevatribuna.es:



martes, 28 de octubre de 2014

El pan nuestro...

El pan nuestro…

Santos Rejas Rodríguez 

El hallazgo inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta se denomina serendipia o efecto serendipity, en terminología inglesa. En lenguaje coloquial es conocido como chamba, chorra o chiripa. Por ejemplo el descubrimiento de América por don Cristóbal y acompañantes.
No sé si calificar con alguno de estos términos los sucesos con que me topo cuando en un lugar público  escribo  para mi novela acompañado de un vaso de vino de rioja o de la ribera, según el ánimo.
En general me concentro y aíslo de tal modo que el entorno no me cala. En otras ocasiones, sea por la proximidad de las mesas colindantes, el volumen o tono de voz de los prójimos o mi falta de ideas, me conducen a hallazgos cotidianos que me impulsan a dar fe seudonotarial.



Él, en la treintena, cuenta a Ella que la han ‘echado las cartas’  y que, en resumen, le auguraban que encontraría trabajo antes de finalizar el año, aunque sería coyuntural;  el definitivo podría encontrarlo el año siguiente. Que en la relación amorosa actual se producirían cambios y que, al inquirir  en qué consistirían, o sea, si el echador podía afinar el augurio, la respuesta recibida fue que la pareja atravesaría un trayecto de crisis tras la cual o bien podría salir reforzada o darían por finalizada la relación emprendiendo cada cual su camino…
Ignoro si hubo  pronóstico sobre la salud porque se me hizo tarde y me cerraban la panadería. Caminé presuroso mientras me interrogaba a mí mismo  - ¿Estará aprovechando Pablo Iglesias su promiscuidad televisiva sacando jugo al mundo astral? ¿Echará  las cartas? ¿Con acierto? ¿En lo laboral? ¿Y en lo afectivo? ¿Se adentrará también en temas de salud?
Y pensativo, de modo mecánico, le solté un pellizco a este pan nuestro de cada día…



lunes, 20 de octubre de 2014

¿Habrá wassat?

¿Habrá Wassat?


Santos Rejas Rodríguez


La lluvia ha cosechado mesas y sillas de las terrazas. Al menos de la que soy habitual. En una cafetería me acojo a refugio. El parque arbolado que se exhibe tras el ventanal  atrae mi mirada mientras le doy vueltas a un pleonasmo que me tiene invadido desde primeras horas.
La placidez del momento, el silencio de lluvia que imperaba en el café, es abruptamente roto por dos voces jóvenes que ocupan una de las mesas a mis espaldas. Una táctica para hacer frente al evento que no puedes eludir es diluirte en él, alternativa que elijo en lugar de hacerlo en el diluvio que está cayendo.
El oscurecimiento del exterior transforma el cristal de la ventana en espejo y, en él veo reflejado que ambas jóvenes sostienen entre sus manos sendos teléfonos en los que centran su atención y la expresan en exclamaciones que me llegan nítidas: ¡Alucinante! ¡No me lo puedo creer! ¡Flipante! ¡Poto! ¡Me la suda! ¡Es un bocas! Aliñadas con muchos ¡Mira tía! y similares. ¿La causa de estas y otras expresiones? El repaso que están haciendo a sus respectivos contactos del Wassat y descubrir que fulanito se ha conectado a las siete de la mañana y a la tres de la madrugada menganita. Que A y B han coincidido en la hora de wasseo y que, en este instante C y D están en línea… ¡Y no te lo pierdas, F, tiene oculta, desde hace días, su hora de conexión! Y aquí se miran y a dúo ¿Porqué seraaa? Y sueltan una carcajada…


Aprovechando un claro apuro mi rioja y salgo.  ¿Nueva forma de comunicación? ¿De diálogo? ¿Mera curiosidad? ¿Por la vida de los demás? ¿Por ausencia de la propia? ¿Estamos buscando vida humana ‘más allá’ porque se está extinguiendo la de ‘más acá’? ¿Habrá Wassat? ¿Lo exportaremos?
Como no tengo respuestas me pongo a caminar bajo árboles que se sacuden el agua y retorno a mi pleonasmo…

(Publicado el Nuevatribuna.es el 15 de octubre de 2014:

sábado, 11 de octubre de 2014

Ébola:el día después

Ébola, el día después

Santos Rejas Rodríguez

El gimnasio en el que intento disciplinar el cuerpo y purificar el espíritu, hoy, el día después del primer caso de Ébola en España, lleno total. Petado, como suele decirse. Las cintas transportadoras de pies y las bicicletas que recorren sendas imaginarias, en turnos de espera imposible.
¿Nos ponen las situaciones de riesgo? ¿Estamos necesitados de adrenalina? ¿Más? Me hago estas preguntas por saber, como imagino que todos los presentes en la sala, que la enfermedad del Ébola se transmite por fluidos corporales y nada como un gimnasio en el intercambio de sangre, sudor y lágrimas. O al menos, sudor y alguna que otra salivilla…
Quizás, me digo como alternativa, es que estamos vacunados contra las malas noticias, las adversidades, las crisis y sus coletazos del paro, las tarjetas opacas y la corrupción generalizada…o nos hemos resignado de tal modo que ni las siete plagas de Egipto brotando en verde nos afectan ya.
Tampoco, claro, esperamos que la situación creada y la incierta por llegar, traiga consecuencias. 



Nadie asumirá la responsabilidad política de haberse saltado los protocolos y asesoramientos técnicos importando el virus a nuestro territorio.
Siento, y soy solidario, con los compatriotas que enferman gravemente tanto en el extranjero como en España. La cuestión es que cuando se toma la decisión de riesgo de que muera cada uno en su casa hay que asumir las consecuencias: la corona de laurel y la foto en el éxito o la cicuta de la dimisión del cargo político en el error.
Y aquí me quedo, esperando… turno para sudar.
(Con mis mejores deseos de restablecimiento para la sanitaria afectada por el virus del Ébola)

(Publicado en el diario digital Nuevatribuna.es el 7 de octubre del 2014:  http://www.nuevatribuna.es/opinion/santos-rejas-rodriguez/ebola-dia-despues/20141007194524107991.html )

domingo, 5 de octubre de 2014

¡Una de Cataluña...!

¡Una de Cataluña…!

Santos Rejas Rodríguez


Aprovechando que se ha reincorporado mi camarero habitual y me intereso por su esguince le pregunto  -¿Qué opinas de lo de Cataluña? ¡Que el Barça ganará al Paris Saint Germain esta noche! Me contesta de inmediato con una sonrisa de Rinconete más que de Cortadillo porque, a pausa seguida, añade: -¡Cuánto más caso se le haga al Mas, más se crecerá! Lo que hay que hacer, añade, es dejar que pregunten lo que  quieran preguntar, que opinar no hace daño a nadie y se acaba de una vez la historia. Lo que pasa es que al Gobierno le interesa tenernos entretenidos con esta historia, así nos distraen de lo asuntos  del paro, la pobreza o la corrupción de la clase política.
Y aquí hace una relación de la que no se salva ninguna agrupación con representación nacional, autonómica o local…
Y ahora, remata en puntilla con acento cheli o vallecano de pro, ‘se oye que el Gallardón va a levantar más de ocho mil papeles todos los meses, ¡eso sí que es para hacer un referéndum y consultarnos lo que pensamos los españolitos currantes como yo¡ Y, pausadamente, como torero en desplante tras una faena de aplauso, se marcha a atender a otros parroquianos.


Cuando trato de abrir mi cuaderno mientras voy rumiando lo que ha respondido a mi simple pregunta, de pasada y bandeja cumplida en mano, como al desgaire, apostilla: ‘Pero fíjate el impulso que le han dado con esta historia a su industria textil fabricando banderas día y noche…y es que, para el negoçi, un catalán es un catalán!
Mientras se aleja, me digo que este camarero sirve al cliente lo que le pida. ¡Una de Cataluña…!  ¡Marchando!

(Publicado el día 1 de octubre en nuevatribuna.es

Y, por cierto, perdió el Barça con los francesas…¿será un recuerdo histórico?)

domingo, 28 de septiembre de 2014

AÑUSGO

AÑUSGO

Santos Rejas Rodríguez
 

Acababa de escribir, de tirón, dos hojas del  cuaderno. No es cuestión baladí cuando se lleva unos días atascado en la novela de tu vida…de la mía, me refiero.
¿El detonante? La temperatura, el sol, el vinillo de la ribera y, quizás, que mi camarero habitual no está hoy y no me ha entretenido con sus interesantes puntos de vista. No ha librado, no. Un esguince parece ser el motivo. En otra ocasión trataré de los esguinces y su relación con el inconsciente.
Hoy mi atención ha sido, y sigue, atrapada, con la imagen en la que se posó mi mirada al levantar mis ojos de la cuadrícula. A escasos metros de mi copa de vino vi llegar a una mujer y un chico. Con precisión de expertos en la tarea, el chaval, de unos diez o doce años escasamente desarrollados, extendió sobre el reborde de la acera un plástico endurecido. Mientras tanto la mujer, en una cuarentena cincelada en granito, desprendió de sus anclajes la papelera cercana y fue a verter su contenido cuidadosamente, como cosecha de fresas, encima de la improvisada alfombra grisácea.
Cada cual por su extremo fue seleccionando lo que le parecía y lo echaba en sendos carros de los que se utilizan para la compra…


Apenas tuve valor para mirarlos a la cara. No soy antropólogo ni tenía a mano el teléfono de la doctora Temperance Brennan para preguntar. Por sus rasgos, y, en especial, por su mirar de orgullo no vencido, supe que eran españoles, seguramente madrileños, quizás casi vecinos…  No sé si la escena, o la aceituna que estaba en mi boca, me produjo un añusgo que aún no se me ha deshecho cuando esto escribo. Y una lágrima contenida. O más…


(Publicado el 27 de setiembre del 2014, en nuevatribuna.es http://www.nuevatribuna.es/opinion/santos-rejas-rodriguez/anusgo/20140927084255107593.html )

martes, 23 de septiembre de 2014

Paradas provisionales

Paradas provisionales…

Santos Rejas Rodríguez

Salía yo de comprar un cartabón cuando empezaron a caer las primeras gotas de una lluvia que se convirtió en torrentera antes de llegar a la parada del autobús… Como era de las provisionales, que el Ayuntamiento de Madrid ha puesto de moda por su afán innovador y de vanguardia, no ofertaba cobijo alguno. Imitando a otros ciudadanos que carecían también de paraguas, aparté la valla protectora de la parada en obras y me resguardé bajo su techo.
De haber coincidido en un ascensor la dinámica del grupo del refugio hubiera estado presidida por el silencio y un mirar a ninguna parte. Quizás algún carraspeo. Pero al estar en un lugar abierto y no suspendidos en el vacío, cada cual estuvo a lo suyo. Y lo suyo, lo de la chica de mi vera, rozando la veintena y con un atractivo pin pegado a la aleta izquierda de su nariz, era ¡Descartes! Como lo leen e, imagino, que con la misma sorpresa que yo lo escuché…


A su interlocutor(a) telefónico le hablaba de la mente y el cuerpo, la materia y el espíritu, con rigor y un léxico rico, sin emplear ni una sola vez ‘tío o tía’ o palabras de las denominadas, en el siglo pasado, ‘malsonantes’, ustedes me entienden.
¡Flipé, tíos¡ ¡Alucinante, tías! ! ¡Rayado total me quedé!

Llegó mi autobús y no había escampado. Mientras me alejaba de ella, cartabón bajo el brazo y zapatos empapados,  me dije: si pensamos  seguiremos existiendo. Puede con todas las crisis. Seguro...

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cuando el diablo...


Santos Rejas Rodríguez

¡Qué mañana me has dado, Perales! Yo pedaleando kilómetro tras kilómetro y tú a piñón fijo una canción tras otra. Ni un mal arcén para detenerme y cambiar el archivo de música del MP3 que, como era de estreno, ni manejarlo sabía sin soltarme de las dos manos. Ya sabes lo limitados que estamos los hombre para realizar tareas a la vez, y lo de usar ambas manos, seguir pedaleando y fijar la vista en el aparatejo y la carretera, ¡chungo total! Pensar ya es otra cosita…
Como suele ser habitual, un bien sobrevino. La canción de Samaritanas del amor me ha dado una idea para la novela que tengo en ciernes…ya saldrá el peine en su momento y te contaré José Luís.
Como los acontecimientos, buenos o malos, suelen ir también emparejados, hoy está de libranza mi camarero. El sustituto no habla. Gesticula. Con amabilidad, eso sí. Debe ser en compensación a la locuacidad del titular del sector de mesas que suelo ocupar o, como este campo le es ajeno, no lo cultiva.


Así que entre la presencia de Perales y la ausencia de mi camarero se me ha ocurrido hablar de mi madre, que se ha empeñado en ir despidiendo amigos,  conocidos y allegados y al final no va a tener de quien hablar, que esté vivo: Pertegaz, Carmen Hornillos, Alex Angulo…por no citar a Lauren Bancall, esa mitad de Humphrey, que era una de sus ídolos. Y ahora Botín, de repente, y, por la ley del emparejamiento como aseguraría  mi camarero, el señor Álvarez, don Isidoro, dejando a todo El Corte Inglés en el luto del final de las rebajas de verano…¡madre, que te estás quedando sola! Un beso.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Coincidencias emparejadas...o así

Coincidencias emparejadas…o así

Santos Rejas Rodríguez

El tema de hoy de mi camarero de terraza es una rama de árbol desgajada. Por Vallecas, me ha parecido oírle.  Una rama de árbol ha caído sobre un transeúnte, aplastándolo. Debía ser un tronco de considerable tamaño y peso.
En trance de regresar a mi tarea novelística el camarero pasó de la información a la relación, a la coincidencia de sucesos, poniendo ejemplos y comenzando por unir la caída de la rama de Vallecas con la que recientemente se desprendió de otro árbol en el Parque del Retiro matando, también, a otro hombre que casualmente estaba debajo. Después, con la precisión sorprendente, aunque vete a saber si no es doctor cuántico empleado ‘en lo que salga’, relató accidentes consecutivos de aviones, de camiones volcados y de transeúntes atropellados en pasos de peatones…concluyendo que, ocurrido un suceso, de inmediato le sigue otro de semejantes características, como si hubiera una ley de emparejamiento.
 Quien parece ser el jefe de terraza, con modos y ademanes inequívocos, cortó la disertación al relator bajo excusa de que tenía varias mesas desatendidas. (¿Envidia pura?)


El hueco de silencio fue aprovechado por una interrogante que se me coló de vete a saber, y que más o menos, expresado en palabras, preguntaba ¿será cierto que a un suceso le sigue otro de características idénticas? ¿A la decisión de Ana Botella de no presentarse a las elecciones le seguirá otra semejante? ¿Decidirá Rajoy no presentarse a las generales? ¿De modo irrevocable y para siempre?
Ya le diré a mi camarero si sus observaciones tienen una base científica, aunque claro, en la política las variables intervinientes pueden trastocar hasta la teoría de la relatividad…sniff

(Tras escribir lo que antecede, y enviado al periódico, leo que la actriz Molly Glinn muere tras sufrir un golpe en la cabeza por una rama desprendida de un árbol mientras paseaba con su marido en Chicago…tenía 46 años. D.e.P.)

domingo, 7 de septiembre de 2014

ORDEN

Orden

Santos Rejas Rodríguez

Mientras intento hilar ideas y convertirlas en texto para mi próxima novela (¡!) no puedo evitar que llegue hasta mis oídos, y escuche, la conversación que el camarero que sirve la mesa adyacente a la mía sostiene con los comensales de la misma.
‘- Que el sueldo de cada madero nos cuesta mil quinientos euros, y los pagamos entre todos. Y van tres o cuatro para coger a estos rumanos o lo que sean que llegan de Francia, porque allí los echan, y se vienen a España. Que aquí les sale gratis robar en el metro, en las tiendas o en los cajeros. Los cogen y los sueltan y no les pasa nada y siguen robando. Que lo que tenían que hacer es expulsarlos, como hacen los franceses y que se vayan a su tierra, o donde sea…y no por racismo, que no. Sino por poner orden, que lo que este país está necesitando es que se ponga orden…’


Creo que he transcrito, casi al pie de la letra, la proclama del camarero impulsado por la visión de un grupo de extranjeros que pasaban por la terraza y a los que de inmediato calificó de ‘rumanos’, vete a saber porqué. Los comensales, cuatro en total, de una edad media en la treintena avanzada, currantes todos,  que degluten el menú del día para continuar con la jornada completa, o más, aunque se la estén abonando como media, o menos, no sólo asienten vigorosamente, sino que hacen aportaciones a lo dicho por el camarero que no me atrevo a poner sobre este papel, pero casi todas relacionadas con la ley, por su ausencia,  para ceñirme a la verdad…
Será cierto, me pregunto, que en este país, mi País, ¿Hace falta orden?  ¿En lo de los ‘rumanos’ o similares del camarero? ¿Es ese el ‘problema’ que perciba el ciudadano de a pie? ¿El de los extranjeros mendigantes?  ¿El de los saltos de valla con o sin concertinas? ¿O el paso del estrecho y la labor humanitaria de los Cuerpos y Fuerzas con mujeres embarazadas o niños de patera? ¿Serán técnicas de distracción para que nos olvidemos del paro, la banca, los chorizos que han hecho de la política su medio de vida? ¿O de los fraudes fiscales que van pasando al olvido? Y me pierdo en un marasmo de interrogantes.

Aprovecho que el camarero me mira para pedirle un vino de Rioja porque el que estaba tomando, de Ribeiro, se ha calentado, y mientras me lo sirve estoy a punto de decirle que se puede, que podemos y debemos, exigir que se ponga orden… en las prioridades. O intentarlo…

miércoles, 2 de abril de 2014

INTERROGANTES DE PRIMAVERA

 Interrogantes de primavera

 Santos Rejas Rodriguez
 

                ¿Cuántas vidas pueden vivirse en la vida? ¿De qué modo pueden ser vividas? ¿Merece más la pena vivir una sola vida plenamente o varias vidas a medias? Y lo más importante, por ahora, ¿se puede elegir? ¿Es la vida lo contrario a la muerte? ¿Exactamente lo contrario… o más o menos? ¿Quién decide cuando empieza o termina la vida? Solemos saber lo que es la mala vida pero ¿cuál es la buena? ¿Y dónde se encuentra? ¿Hay pistas, veredas, senderos o autopistas que lleven a ella? ¿Cómo se llega: andando, en tren, avión o simplemente dejándose llevar? ¿Hay vida detrás de la vida? O, dicho de otro modo ¿cuándo la vida se agota resta algo de vida? ¿De todos o de algunos? Y en este último caso. ¿Quiénes son los algunos? ¿Son muchos? ¿Los de la buena o los de la mala vida? ¿Habrá entre ellos  pecadores impenitentes, maltratadores irredentos, banqueros preferentes e incluso políticos sobrecogedores? ¿Es que no tuvieron suficiente con esta vida?


¿Se pierde algo más que la vida al perder la vida? ¿La vida consiste en respirar, pensar, amar, andar, odiar, reír, llorar...? ¿O es todo ello y nada en absoluto?
         ¿Hay elecciones para la otra vida? ¿Quién confecciona las listas?  Y lo más importante, y final:  ¿se puede perder la vida para siempre? ¿Para toda la eternidad?
¡Oh, primavera, que incitadora eres!

          

domingo, 23 de marzo de 2014

RECUERDOS



Bien entrada la mañana del domingo, Mario Conde, en uno de sus tuit, hacía mención a ‘memoria, recuerdo y olvido’. Su intervención me ha hecho recurrir a la memoria…de mi ordenador. Y he rescatado un artículo que escribí en un agosto caluroso del 2.004, y que no me resisto a transcribir.


‘Recuerdos

OLVIDAMOS porque debemos olvidar ‘es el título de un libro que atrajo mi atención todo el tiempo que estuvo en el escaparate de la librería donde se lo tropezó mi vista. Es un titulo que me hizo, y ha hecho, pensar en numerosas ocasiones de mi vida. Ni lo he leído, ni nunca sentí la curiosidad de adentrarme en sus páginas, quizás por temor de que su contenido no tuviera nada que ver lo por mi pensado.
En mi concepción aquello que olvidamos es porque no ha merecido (armar parte de nuestros recuerdos o nuestra mente lo ha arrojado al olvido por insoportable (eludo, claro está, hablar de ese alemán travieso que, a partir de una edad, nos esconde palabras cuando las necesitamos).


Pues bien, ahora un sabio israelita dice haber conseguido la fórmula para borrar recuerdos a voluntad. El interesado le expone la secuencia de fotogramas almacenados y dice: 'del mil novecientos al dos mil cincuenta, bórremelos...'Y va y te los elimina. En una película, de cuyo título no logro acordarme, uno de los personajes explicaba a Charles Laughton que se había inventado una máquina que separaba la clara de la yema, y el flemático inglés respondía: ¿y cree usted que es conveniente?'. Empleamos gran parte del tiempo, de la vida, en formar nuestros recuerdos. Los que permanecen son, quizás, los que forman parte de la esencia misma de nuestro yo, los que conforman la personalidad ahormada, como conjunto. ¿Qué pasará si los disgregamos? Y, sobre todo, ¿a dónde irán los huérfanos eliminados?’(Diario HOY, 24 de agosto del 2004)

         Han pasado diez años. Sigo pensando igual que entonces. Quiero ser dueño de mis recuerdos, de aquellos que mi mente, en defensa propia, haya almacenado.