¿Habrá Wassat?
Santos Rejas Rodríguez
La lluvia ha cosechado mesas y sillas de las terrazas. Al
menos de la que soy habitual. En una cafetería me acojo a refugio. El parque
arbolado que se exhibe tras el ventanal
atrae mi mirada mientras le doy vueltas a un pleonasmo que me tiene
invadido desde primeras horas.
La placidez del momento, el silencio de lluvia que imperaba
en el café, es abruptamente roto por dos voces jóvenes que ocupan una de las
mesas a mis espaldas. Una táctica para hacer frente al evento que no puedes
eludir es diluirte en él, alternativa que elijo en lugar de hacerlo en el
diluvio que está cayendo.
El oscurecimiento del exterior transforma el cristal de la
ventana en espejo y, en él veo reflejado que ambas jóvenes sostienen entre sus
manos sendos teléfonos en los que centran su atención y la expresan en
exclamaciones que me llegan nítidas: ¡Alucinante! ¡No me lo puedo creer!
¡Flipante! ¡Poto! ¡Me la suda! ¡Es un bocas! Aliñadas con muchos ¡Mira tía! y
similares. ¿La causa de estas y otras expresiones? El repaso que están haciendo
a sus respectivos contactos del Wassat y descubrir que fulanito se ha conectado
a las siete de la mañana y a la tres de la madrugada menganita. Que A y B han
coincidido en la hora de wasseo y que, en este instante C y D están en línea… ¡Y
no te lo pierdas, F, tiene oculta, desde hace días, su hora de conexión! Y aquí
se miran y a dúo ¿Porqué seraaa? Y sueltan una carcajada…
Aprovechando un claro apuro mi rioja y salgo. ¿Nueva forma de comunicación? ¿De diálogo? ¿Mera
curiosidad? ¿Por la vida de los demás? ¿Por ausencia de la propia? ¿Estamos
buscando vida humana ‘más allá’ porque se está extinguiendo la de ‘más acá’?
¿Habrá Wassat? ¿Lo exportaremos?
Como no tengo respuestas me pongo a caminar bajo árboles que
se sacuden el agua y retorno a mi pleonasmo…
(Publicado el Nuevatribuna.es el 15 de octubre de 2014:
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