Ébola, el día después
Santos Rejas Rodríguez
El gimnasio en el que intento disciplinar el cuerpo y
purificar el espíritu, hoy, el día después del primer caso de Ébola en España,
lleno total. Petado, como suele decirse. Las cintas transportadoras de pies y
las bicicletas que recorren sendas imaginarias, en turnos de espera imposible.
¿Nos ponen las situaciones de riesgo? ¿Estamos necesitados
de adrenalina? ¿Más? Me hago estas preguntas por saber, como imagino que todos
los presentes en la sala, que la enfermedad del Ébola se transmite por fluidos
corporales y nada como un gimnasio en el intercambio de sangre, sudor y
lágrimas. O al menos, sudor y alguna que otra salivilla…
Quizás, me digo como alternativa, es que estamos vacunados
contra las malas noticias, las adversidades, las crisis y sus coletazos del
paro, las tarjetas opacas y la corrupción generalizada…o nos hemos resignado de
tal modo que ni las siete plagas de Egipto brotando en verde nos afectan ya.
Tampoco, claro, esperamos que la situación creada y la
incierta por llegar, traiga consecuencias.
Nadie asumirá la responsabilidad
política de haberse saltado los protocolos y asesoramientos técnicos importando
el virus a nuestro territorio.
Siento, y soy solidario, con los compatriotas que enferman
gravemente tanto en el extranjero como en España. La cuestión es que cuando se
toma la decisión de riesgo de que muera cada uno en su casa hay que asumir las
consecuencias: la corona de laurel y la foto en el éxito o la cicuta de la
dimisión del cargo político en el error.
Y aquí me quedo, esperando… turno para sudar.
(Con mis mejores deseos de restablecimiento para la
sanitaria afectada por el virus del Ébola)
(Publicado en el diario digital Nuevatribuna.es el 7 de
octubre del 2014: http://www.nuevatribuna.es/opinion/santos-rejas-rodriguez/ebola-dia-despues/20141007194524107991.html
)
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