¡Ese corazón…!
Santos Rejas Rodríguez
Los jueves, por razones explicables que no hacen al caso, no
puedo acudir al gimnasio a liberar mi espíritu. El pasado fue una excepción por
el día, por la hora y por el objetivo: cansar el cuerpo dejando lo del espíritu
para los días habituales. Una máquina de las denominadas ‘de cardio’ que capta
y digitaliza en pantalla hasta el aliento que expeles fue la elegida como
compañera de fatiga, de la mía, claro.
Fui sacado del automatismo físico y la abstracción de pensamiento
por un corazón palpitante frente a mis ojos. Deduje que no era el de la máquina
sino un indicador del ritmo del mío y, en efecto, comenzaron a salir números
crecientes: 135- 139- 143…154…y llegado a este punto, a una seña mía, se acercó
la monitora, siempre atenta. Resumo: mi ritmo cardíaco oscila entre 65-70 en
reposo y 110-120 en actividad, por tanto…
Como mi respiración era bastante normal, no se me había
subido a la cabeza ni la espuma de una tristeza, ni me veía cantando por Sabina
lo del bar de Nicanor, sugerí, antes de recurrir al 112, cambiar de máquina y
hacer otra medición. Mis latidos no pasaron de 120…¡Uff!
Pero soy analítico y, a ráfagas, incluso introspectivo. Y dándole
a las piernas de nuevo, con objeto de asegurarme de que había sido un fallo de
la máquina, retrocedí hasta hacer consciente,¡ay, Freud! lo que estaba pasando por mi
inconsciente cuando el
corazón se visualizó ante mis ojos latiendo desaforadamente…¡Hostias…! digo ¡Eureka! ¡La intención de
votos a Podemos! ¡la había escuchado momentos antes de entrar al gimnasio…! ¡En
eso estaba mi mente ocupada!
Y con el retorno del recuerdo, de nuevo mi corazón: 135- 149- 151…
Recurrí a lo aprendido: respiración diafragmática acompañada
de intervención cognitiva: ¡No eres
Mariano!, me iba diciendo lentamente... ni Pedro ni Cayo... Rosa
o Esperanza tampoco... Ni siquiera Gaspar… Y mi tasa cardiaca: 145- 130- 120… Continué
respirando y convenciéndome: ¡Y no tiene porqué ser el big bang! ¡Y quizás sea flor
de un día…!
Y el corazón: 105- 90- 70…Y ahí dejé la terapia no fuera a
sufrir una parada que, aunque transitoria, resulta muy enojosa y atrae a
desocupados...que luego votarán vaya usted a saber
(Publicado el Nuevatribuna.es el 14 de noviembre: