sábado, 27 de julio de 2019

Tarde de verano


Tarde de verano

Santos Rejas Rodríguez


¿Los adolescentes de hoy se ponen nerviosos y expectantes cuando tienen una cita? ¿La ansiedad invade su espacio mental sin piedad ni tregua? ¿La impaciencia va conquistando terreno poquito a poco  como un Napoleón invasor? Me refiero, claro está, a  un encuentro con quien ha despertado un interés especial que hace única a la persona de la cita.

El recuerdo de las horas que mediaban hasta  culminar mi cita quinceañera aun levantan ampollas…virtuales ahora, sí, pero no por eso dejo de sentir un estremecer agridulce en los hondones, reflejo de la carne viva de entonces. ¡Ay, adolescencia! Me refiero a aquella. Ahora no lo sé, y de ahí mis interrogantes iniciales.




¿Se pierde la capacidad de soñar tras la adolescencia? ¿Se adormecen ilusiones cuando se crece en años? ¿Es el resultado por haber dejado de alimentar al alma, o como se llame el órgano del sentir,  con sueños e ilusiones?

Puede, me digo,  que sin una ilusión, sin un «pellizco» en los interiores, sin ingenuas mariposas revoloteando por espacios indetectable a resonancias ni rayos x, se puede vivir pero ¿existir?

…Pues eso, que el largo y cálido verano, como en aquellos entonces, puede que siga abriendo puertas a encuentros que hacen olvidar los calores del día y soñar amaneceres.