sábado, 27 de abril de 2024

MORIR GANANDO

 Morir ganando

Santos Rejas Rodríguez

Apreciadas lectoras y lectores de este mi blog, podéis comprobar que (casi) nunca opino de cuestiones políticas y escasa o tangencialmente de religión. De las primeras porque hace años, imitando a mi admirado Estanislao Figueras, me dije lo mismo que él: «Estoy hasta los cojones de todos nosotros». Después dijo que iba a dar un paseo por el Retiro para meditar…pero en realidad fue a la estación, se subió al tren y se dio el piro hasta Francia.

          Esta tarde ventosa, después de ver cómo Nadal nos sigue proporcionando buenos ratos y antes de que comience el duelo Atlético, me he dicho: ¡Voy a meditar!

          Meditando he llegado hasta la Moncloa. Durante el camino y antes de llegar a su boca, la del Metro, he ido pensando:

·        El presidente del Gobierno está en verdad afectado, compungido y sin duda hasta donde estaba don Estanislao.

·        Su estado emocional le impulsó a presentar la dimisión con carácter inmediato.

·        Dada su personalidad la inmediatez no lo habría generado ninguna ganancia y, para él si hay que morir, que sea ganando. Así que:

·        Demorando la decisión consigue:

o   Muestra que sin él, sin su partido, viene el caos o, al menos, la derecha.

o   Logra la unión de sus propios y socios.

o   Motiva al electorado, con lo cual, concluye:

1.   Medito hasta el lunes

2.   Dimito

3.   Convoco elecciones

4.   Presento de candidata a la Vicepresidenta

5.   Gana (gano) las elecciones…

Y yo que me llevo?

o   Paso a la historia como el Presidente que se sacrificó por España (toda) y propició que por primera vez una mujer fuera Presidenta de España.

o   Me abren las puertas de Europa de par en par.

No me negarán, amigos y amigas lectores, que mi elucubración está a la altura, o más, que cualquiera de los tertulianos que nos tienen invadidos los medios de comunicación.

Pues eso…aúpa Atlético.

miércoles, 10 de abril de 2024

Calvo

 Calvo

Santos Rejas Rodríguez

Soy calvo. Desde ayer. No he perdido el cabello, no. Sigo siendo un hombre de pelo cano, sonrisa abierta… Pero calvo de convicción. Y lo tengo testificado. Una fe notarial lo avala. Ante notario manifesté ayer que soy calvo; que desde mi más tierna infancia una pulsión interna me hace sentir calvo.  Toda mi vida he anhelado ser calvo y esperaba que se hiciera realidad con el paso del tiempo, pero los años pasan,  mi cabello permanece abundante y espeso y quiero finalizar mi recorrido terrenal calvorota.

Esperaba que cayera el cabello por sí solo o a causa de la gravedad y mi deseo se hiciese realidad, pero no se ha cumplido. El afeite de cabeza, la depilación, me haría sentir un calvo falso, un defraudador, y acentuaría mi malestar e insatisfacción. Así que me he declarado «Calvo de convicción» y el señor notario ha dado fe de que lo he manifestado en su presencia.

        Espero que desde este instante, en la que hago pública mi actual condición, se acepte mi imagen y que mi pérdida de cabello, virtual, sea tratada con el respeto que se merece y se entienda que no es producto de un capricho transitorio sino consecuencia de un deseo interno, insidioso, e incapaz de controlar.

Así mismo quiero, o mejor exijo, que en las reseñas físicas que existan (en la hacienda pública, cuerpos de seguridad o penitenciario) o en las que se hagan en el futuro  sobre mi imagen, quede reflejada mi condición de calvo y se elimine cualquier referencia a mi cabello y su textura o colorido, de otro modo se estaría conculcando mi derecho a la propia imagen, distorsionando mi realidad existencial y me podría provocar perjuicios de incalculables consecuencias tanto en mi estabilidad emocional como en el coste de la terapia que fuera necesaria.

¡Átame esta mosca por el rabo! Musitaría mi padre en su desconcierto.

Pues eso…