martes, 25 de diciembre de 2018

Ausencias


Ausencias…

Santos Rejas Rodríguez


No echo de menos nada en concreto, sino tu compañía.
La de cualquier momento que tenga tu presencia.
No reconozco otra. Ninguna otra voz me aturde ni me sobrecoge.
Echo de menos tu mano, la calidez de esa mano que aprisiona mis dedos.
A ti, que eres el artífice de mi emoción.
Esta mente vacía que ahora escribe, que no reconoce el rumbo sino el del sentimiento, no habla ni aprisiona palabras porque solo razona con el fulgor del beso.
Te echo de menos.
Intensamente.
 Como si sin ti no fuera nadie o fuera poca cosa.
Te echo de menos.
Amablemente se suceden las cosas que recuerdo de tu cercanía y tiemblo tan solo al pensar en el roce de tu mano.
Quiero tu querer.
Quiero esa muerte dulce en la que caía al coger entre tus manos mi cara.
¿Qué más esclavitud? ¿Qué hechizo?
Estoy rodeado de tu halo y no sé vivir sin ti, (El sol no brilla…).


Ya no sé si sé caminar solo; voy cogido de tu mano en todas partes.
Deseo tu mano.
Tu mano me agarra y me posee.
De ella voy tranquilo.
(Navidad… ¡Me cuesta tanto olvidarte!)

viernes, 14 de diciembre de 2018

La carne, el espíritu y los renos


La carne, el espíritu y los renos

Santos Rejas Rodríguez


«—Generosidad, porfa, que siempre sueles ganar tú» es el ruego con el que el espíritu acaba por ganar la partida a la carne, me hace embutir las zapatillas en los pies y marchar al gimnasio.

La cena de la noche precedente ha estado cuajada de risas liberadoras de congojas contenidas y de sentires solidarios con dolores y miedos ajenos. Ha cumplido, pues, su fin terapéutico. Ahora es preciso purificar la carne, el cuerpo, de los excesos del comer y beber. El ejercicio moderado se impone.

Caminar a ninguna parte en la cinta sin fin, constreñir y dilatar abductores, elevar pesas sin conocimiento y empecinarse en hacer flexiones hasta balbucear a duras penas «—la madre que me parió…no puedo más» van expulsando los azúcares, grasas, hidratos, alcoholes…de aquellas chistorras, carrilleras, bacalaos, vinos, fantas y…aquí mi componente carnal se planta: — ¡el vodka ni tocarlo! ¡Se queda de recuerdo! Y se quedó.

El sol brilla a la salida. Las hojas se arremolinan y festejan con revoloteo alegre su liberación del árbol que, bajo el pretexto de alimentarlas, las ha tenido cautivas…—Ves, ha merecido la pena, musita el espíritu. —Calla, calla, son las endorfinas quienes hablan por mí. —Ya verás, continúa inmisericorde la carne, —cómo un patinete, invisible y cabrón, arruina el esfuerzo o una inocente criatura, zapateando un charco, te pone de agua hasta los sobacos y…

Haciendo oídos sordos a la confrontación entre carne y espíritu, como si presidente de gobierno fuera, pongo ante mí un té rojo y comienzo a repasar los titulares de las noticias de la semana pasada que, como suelen ser negativas pero pasadas, no me intranquilizan.


 Y de repente, leo: «una maestra es despedida por revelar a sus alumnos de seis años quien es de verdad Papá Noel» que arrasa la cosecha de neurotransmisores. No da más pistas ni añade otros datos que me lleve a saber: — ¿y quién es él? ¿Y dónde vive? Para poder preguntarle: ¿Por qué nunca me trajiste lo que pedía? ¿Por qué se meaban tus renos en el árbol? Interrogantes que me tienen en un sin vivir y me cuestan una pasta en interminable psicoanálisis.

Un: — ¡Te lo dije! resuena en lo interno. —Haber dejado el cuerpo en la cama y al espíritu vagando sueños! ¡So pringao! 

Pues eso…

(Cena navideña IOB 2018)

domingo, 21 de octubre de 2018

Huecos


HUECOS

Santos Rejas Rodríguez
 


«Hay que extraerla». Ni parpadeo, ni atisbo de duda. Inmisericorde. Sentencia  inapelable tras juicio sumario y rápido. Ni siquiera preguntar si la parte afectada prestaba conformidad…
Agradecí, eso sí, que hubiera empleado el término «extraer», en lugar del reciente al uso «excarcelar»,  para referirse a la acción que de inmediato llevaría a cabo, verbi gracia, desubicar una de mis muelas de su lugar en la encía. En concreto del juicio. La inferior a la izquierda del actor, yo; y a la derecha del estomatólogo, único espectador.

Al tiempo que inyectaba la anestesia con profesionalidad, o sea sin piedad alguna, me explicaba los efectos perniciosos que acarrean estas muelas infectadas. No detallo el relato por no «acongojar» a aprensivos ni proporcionar disfrute a morbosos.

Debo manifestar que, en el fondo, la decisión tomada por el facultativo me alegró. El dolor generado por la muela afectada me había acompañado todo un largo fin de semana apenas mitigado por anestésicos y antibióticos. Que mano ajena pusiera  fin a una relación tóxica me satisfizo…



Han pasado unos días desde la separación. Extinguido el dolor, la infección y el malestar, ha quedado el hueco. Y ese hueco me ha traído recuerdos de la extraditada: De su nacimiento, allá por la adolescencia,  luego vendrían tres más, pero esta era «la primera». De la ilusión de su crecer: era la del «juicio». De su acompañar silencioso, año tras año, sin una queja si no la prestaba atención en la limpieza; sin una protesta al anegarle de líquidos ácidos o dulces, ardientes o helados…

Y el sentimiento de su pérdida para siempre, porque una muela del juicio no se reemplaza, y si es la «primera» menos aún, hizo que «una furtiva lágrima», interna pero lágrima,  brotara de ese lugar donde residen las lágrimas que tapan los huecos de ausencia. Los de muelas y los otros. Pues eso…que perder un juicio, da dolor 

viernes, 14 de septiembre de 2018

Silencios y reencuentros


Silencios y reencuentros

Santos Rejas Rodríguez

Aprovecho la bonanza del día y una terraza bajo arbolado, solitaria, para corregir, repasar y mutilar el primer borrador de mi próxima novela a editar…Dios mediante.

Hay silencios que resuenan como aldaba repicando en puerta de fortaleza. Ignoro el tiempo que hace que una pareja ha ocupado la mesa cercana. No recuerdo haberlos visto llegar. Sin duda la concentración en mi tarea me tuvo protegido hasta el momento en que he sido consciente del silencio. «Su silencio», que ha oficiado de picaporte para abrir la puerta de mi atención hacia ellos.




Él, embebido en un grueso libro, quizás científico. Ella, perdiendo la mirada entre racimos de hojas a quienes llegó su fecha de caducidad. Ella, sin duda apercibida de mi atención, musita a Él un — ¿Qué tal? de tímida aldabilla. Tras pausa interminable, un: «—Bueno…», condescendiente, brota de la boca de Él. Animada por la respuesta, Ella insiste: — ¿Interesante? Y otro « —Bueno…», desganado y de punto final, cercena el diálogo.

La mirada de Ella, de camino a sus hojarascas, se cruza fugazmente con la mía…Y del color de sus ojos, del esbozo de su efímera sonrisa, brota el recuerdo de un perdido amor de adolescente, perdido y reencontrado, que me inunda de dulce melancolía.

Mientras abandono mi mesa una vocecilla interna, la de lo hondo, inquiere a una Ella del pasado sin retorno: « — ¿Qué tal te va con el tío ese?/Espero sea divertido…».

Y con mi novela bajo el brazo me alejo recordando «las risas que nos hacíamos antes».

(Y el verano va atemperando sus calores…menos mal)

sábado, 18 de agosto de 2018

Caminando el verano


Caminando el verano

Santos Rejas Rodríguez


Hay ocasiones que el tiempo late con lentitud. Cuesta trabajo distinguir al día de hoy del de ayer. La rutina se asienta en el caminar de la vida porque, quizás, se ha hecho de quieto… o puede que se haya disfrazado con la espera del autoengaño, la del ˂˂hoy no vendrá, pero mañana sí˃˃, que se decían Vladimir y Estragón cuando, inútilmente, aguardaban a su Godot.



En otros momentos, en mañanas de verano aún templadas, contemplando el deambular tranquilo de paseantes ociosos,  brota con cautela la esperanza de que en cualquier momento, en cualquier lugar, un cruce de miradas, la sonrisa compartida, la caricia fugaz, la mano en la mano o el pellizco en lo hondo mitigue el quejido del ˂˂¡Qué horror, no pasa nada!˃˃…

Y en esos trajines andaba cuando, en el banco contiguo a la mesa de terraza que ocupo, un hombre le dice a otro: ¡Sé que me has dicho tu nombre, pero lo he olvidado! Y el aludido, tras una pausa larga como la mañana, responde: ¿Te he dicho mi nombre…? ¡Pues no lo recuerdo!
Sin apagarse el eco de la conversación me levanto y sigo caminando el verano. La espera para conocer el final no me tienta. El día empieza a calentar.

viernes, 10 de agosto de 2018

Yo acerco, tú acercas...


Yo acerco, tú acercas…

Santos Rejas Rodríguez


En materia de terrorismo la política penitenciaria ha recibido el consenso de los dos partidos en la alternancia de gobierno: PSOE y PP/PP y PSOE, salvo algún caso muy puntual que ahora mismo no recuerdo. Dentro de esta política, y connivencia, se enmarca la dispersión o acercamiento de los terroristas etarras.

Con el cambio abrupto de gobierno, pasando de las manos del partido popular al socialista, da la impresión que se ha roto la complicidad. El rechazo del PP al acercamiento de dos terroristas a  prisiones cercanas a sus lugares de origen familiar así lo manifiesta.

La historia cercana, casi de ayer, pone de relieve que las competencias para dar el visto bueno a las progresiones de grado, traslados y demás vicisitudes que afectan al cumplimiento de las penas de este colectivo, residía en la Subdirección General de Tratamiento y Gestión Penitenciaria, suprimida por RD 952/2018, de 27 de julio.

El citado Real Decreto, a la vez que suprime la mencionada Subdirección, crea la Dirección General de Ejecución Penal y Reinserción Social, a quien se le atribuye las competencias de la extinta y, bajo sus directrices, recibe el apoyo de la SG de Medio Abierto y de Penas y Medidas Alternativas.

A estas alturas de la vida, la mía, y tras un dilatado paso por la administración, no creo en el buenismo ni mucho menos en el reconocimiento del buen hacer funcionarial para justificar que, precisamente, quien tenía competencias en la administración popular con respecto a las progresiones o no de grado de etarras, sus traslados con o sin acercamiento y demás vicisitudes en la suprimida SG, haya sido aupado a la dirección general creada…si a esta circunstancia se le añade que al frente de la SG de su más íntimo apoyo continúa como titular quien la desempeñaba también con el PP…blanco y en botella. 



El continuismo del «Yo acerco, Tú acercas, Nosotros acercamos…y Ello se acercan», está servido. La complicidad y connivencia en esta materia, también

¿Qué desde las filas del PP hay que mostrar desacuerdo? Siempre es precisa una gatera por la que intentar salvar algún mueble. Pero mal van a tenerlo los diputados populares a la hora de hacer  preguntas al Director General, si es que lo hacen comparecer ante ellos, para no meterse en los charcos que ocasionaron las lluvias en los seis últimos años…

Moraleja: Los votos necesarios para aprobar unos presupuestos o para ganar una moción de censura, si han tenido un costo, hacen preciso pasar por caja.  Pues eso.

(Con estos calores se me ha puesto un pensar «rubalcabiano» que espero atempere con la bajada de temperaturas).

martes, 7 de agosto de 2018

¡Qué calores...!


¡Qué calores…!

Santos Rejas Rodríguez

Los meses posteriores al nacimiento de mi hijo mayor fueron de un sindormir noche sí y otra también. Bien por desconocer los ciclos circadianos, por hambruna o condición intrínseca, desde el anochecer hasta bien entrada la luz del día, la criaturita gritaba, reía, gemía o lloraba. En ocasiones todo a un tiempo.

La moda de «culpa del TDAH» no estaba en boga. El pediatra, sensato él, aparte de aconsejar paciencia, me animó a entretener la vela estudiando ‘otra carrerita’… tampoco se cursaban másteres en el ayer.

Aprendí métodos y estrategias para entretener las vigilias. Entre ellas la de pensar. Es la que he puesto en práctica la noche pasada para sobrevivir a la calorina.



La estrategia del pensar, en profundidad y analíticamente, no es cuestión baladí ni puede dejarse al albur como, por ejemplo, en el psicoanálisis. No. Es preciso elaborar un listado de temas, evaluarlos y decidirse por el de mayor enjundia y/o atractivo. Eso hice listando los asuntos que en este momento más nos preocupan a todos los españoles.

 Tras escasas dudas, mi interés se decantó por el tema de mayor relevancia en estos días: la extracción de los restos de Franco de su valle. Y funcionó. Sin ni siquiera tocar fondo, lo del pensar en el asunto fue bajando mi temperatura hasta dejarme frío.

Pero lo que son las cosas de la mente humana y de la asociación de ideas. Cuando comenzó el nirvana a invadir mi cuerpo, y coincidiendo con un espasmo  mioclónico, precursor del sueño, levitó en mi mente Santa Teresa. Y me dije ¿se podría elaborar ungüento de su brazo incorrupto para untar con él a los de la clase política? ¿A toda?

Por aquello de que vacunar es prevenir. ¿O no?

 (Esperemos que vaya remitiendo el calor)

sábado, 28 de julio de 2018

Preguntas sin respuestas


Pregunta sin respuesta

Santos Rejas Rodríguez


«El asesino suele regresar al escenario del crimen». El dicho vino a mi mente cuando decidí adentrarme en el mirador al mar en el que meses antes dos hombres ocupaba la primera línea de miradas.

En aquella ocasión, verano también y probablemente julio, llamó mi atención su hablar pausado, de silencios entrecortados; la botella de vino blanco más que mediada, pese a la temprana hora de la mañana y su aroma nórdico, a vikingos viejos o marineros de aguas insondables.

Al adentrarme hoy en el lugar mis pasos se detienen en seco. El potente frenazo lo motiva el escenario: ¡Siguen ahí! ¡Son ellos! Y los recuerdos se abalanzan en tropel. El día que marché del mirador, la camarera estaba posando en su mesa un barreño con botellas de cerveza inmersas en minúsculos icebergs y una fuente de lonchas de jamón…¡en este preciso instante es la escena que se desarrolla ante mis ojos!

¿Con mi marcha se detuvo la acción? ¿Se ha reanudado con mi presencia? ¿Es fruto de la casualidad… en la que no creo?

Cuando mis dedos, con disimulo, se disponen a pellizcar una zona sensible de mi cuerpo para cerciorarme de que no estoy soñando, la voz inconfundible de Françoise me cala hasta los huesos: « les yeux dans ses yeux et la main dans sa main…».




La música, la voz soñada de Hardy, la desgarradora letra de amor; de desesperanza, incertidumbre, tristeza, su «ir sola por las calles, con el alma en pena, mientras chicos y chicas van de la mano» y la pregunta de adolescente, trasmutada al hoy de adulto, de cuándo llegará el día que «j’aurai le cœur heureux sans peur du lendemain», asola mi alma e, incapaz de responder a lo de para cuando el corazón feliz y el futuro ausente de temores, para cuando unos ojos en los ojos, una mano en la mano...huyo por donde he venido.

Mientras me alejo, la vocecilla interior, tan impertinente, repite en mantra: «Mala cosa lo del volver».
(Las cosas que tiene el verano. El calor y tal…)

sábado, 2 de junio de 2018

¿Era para esto? Creo que no


¿Era para esto? Creo que no.

Santos Rejas Rodríguez


Antes de adentrarme en el charco cuya profundidad intuyo, dado que estamos en un país democrático, y con libertad de expresión, pero que si opinas de modo diferente a quien te lee o escucha corres el riesgo de ser tachado de «facha», «rojo» o término similar que denota la riqueza de lenguaje de quien emite el vocablo –democracia, libertad de expresión y capacidad, no tienen porqué ir de la mano- quiero reseñar aquí y ahora, para evitar elucubraciones y facilitar epítetos, que tras mi marcha del CDS siguiendo a Suárez me sentí cómodo en IU hasta la fagocitosis por Podemos. Mi voto desde entonces  está huérfano.

Dicho lo anterior, y si alguien es de ofensa fácil, y aunque no sea la pretensión de lo que sigue, que no continúe leyendo la motivación al «Creo que no» en respuesta al interrogante « ¿Era para esto?».
Y creo que no, porque cada vez que he emitido mi voto ha sido a «favor de». A favor de una opción. De la opción más en consonancia con mi sentir social. Con las inclinaciones hacia políticas económicas, educativas, sanitarias, de igualdad… más acorde con mi sentir. Nunca he pretendido que mi voto sea utilizado como arma arrojadiza, ni «en contra de». Siempre a favor. No he sido partidario de hacer políticas para «echar» sino para «conquistar», para alcanzar la gobernabilidad por los votos de mis afines.

La moción de censura es un instrumento constitucional para circunstancias excepcionales con la que estoy de acuerdo, faltaría más. Pero si prospera, como ha sido el caso, es imprescindible regresar a la casilla de salida democrática, a las urnas, a dar la palabra a los ciudadanos para que ellos, nosotros, todos, marquemos el camino a seguir por nuestros representantes. Y sin demoras personales ni partidistas. Si no se procede de este modo el resultado de la moción de censura, su finalidad,  se falsifica y prostituye.


Se falsifica porque de la unión de políticas tan contrapuestas para su logro, tan en las antípodas de las que por separado optaron sus respectivos votantes, ha emergido un ser que no lo reconocería ni la madre que lo parió.
Se prostituye porque quienes votaron unas políticas sociales determinadas no pueden reconocerse en un gobierno que no solamente renuncia a ellas, sino que cohabita con las de su oponente previo pago de unos presupuestos generales que hacen chirriar los ejes de la carreta.

¿Mal menor, que dicen algunos? Quizás, por formación o deformación profesional, no soy partidario de males. Cuando a un ser humano se le informa que se le ha detectado un tumor…pequeñito, en su interior solo resuena un «tengo cáncer». Ni pequeñito ni grande: ¡Cáncer!

sábado, 19 de mayo de 2018

Bla Bla Bla


Bla, Bla y Bla…

Santos Rejas Rodríguez

Tengo escrito en alguna parte, que ahora mismo no recuerdo ni me apetece localizar, una anécdota sucedida a lo largo de la inmisericorde guerra entre españoles, la última…hasta el momento.
Las tropas de uno de los bandos en liza estaban próximas a una población de los contrarios. La invasión era inminente. Por una de las veredas de salida del pueblo, opuesta a la de los invasores, escapaba un lugareño montado en su burrina. Una moza, pavera ella, lo interpeló:
— ¿Dónde va tan presuroso, tío Perico?
— ¡Huyendo de la quema, hija, que ya llegan los otros!
—Pero si usted nunca hizo daño a nadie.
—Lo sé hija, lo sé,  pero ¿Y lo que le he dado al pico?



Estamos en un país en andadura democrática desde hace unos años…Entre las libertades en uso está la de poder adquirir una vivienda allá donde se quiera, con las características que más se adapten a gusto y necesidad, y en función del poder adquisitivo. Todo sin necesidad de dar explicaciones a nuestros conciudadanos, ni de recibir críticas feroces por ello, ni escarnio, ni descalificaciones, ni cachondeo…salvo que, cuando alguno de nuestros paisanos han ejercido ese derecho le hayamos dado al pico, como el tío Perico, el que salía a escape de su pueblo montado en la burrina. Pues eso.

domingo, 8 de abril de 2018

Cómo nos vemos vs cómo nos ven


Cómo nos vemos vs cómo nos ven

Santos Rejas Rodríguez

Tengamos la edad que tengamos, y a más avanzada la divergencia es mayor, nos vemos de un modo y nos ven de otra: lo subjetivo y objetivo que diría un filósofo curioso o la disonancia cognitiva, que pontificaría un psicólogo masterizado. Un ejemplo, personal, sirva para ilustrar lo dicho.

Viajaba yo en autobús urbano cuando sentí unos golpecitos en el brazo: «— Señor, siéntese». La ofertante, mayor y de complexión  rotunda, 60 y 70 respectivamente calculé, me indicaba el asiento que acababa de abandonar. Mi primera reacción, confieso, fue de sorpresa y contenida indignación porque, tras mirarla en lo externo y mirarme internamente, concluí que la ventaja estaba de mi lado, o sea, que ella era quien precisaba el aposento.



Aseguran quienes creían que iban de cabeza hacia lo eterno que se visualiza en milésimas de segundo la película de la vida. En el acontecimiento descrito me ocurrió algo semejante ayudado por mi imagen reflejada en el cristal del autobús. Recordé que días atrás había estado en la que fuera la casa de mis padres y recuperé diversos objetos. Como no soy dado a portar bolsas de mano, hoy, al salir de casa, decidí llevarlos puestos: Una gabardina larga y holgada, amarilla abeja algo descolorida; las gafas negras, redondas y cumplidas, que usaba mi madre para evitar reflejos y el bastón blanco que utilizaba mi padre cuando, ya anochecido, caminaba por el campo.

Ocupado el asiento generosamente cedido por la señora pensé: Gracias al empirismo y fortaleza del Yo que poseo que sino una acción como lo acabada de sufrir hubiera reducido a cenizas mi autoestima…al menos hasta llegar al bar y compartir la cazuela de callos, y unas copas de vino, con mi amigo invidente, a quien le iba a hacer entrega de los recuerdos que portaba y que un día manifestó que le gustaría conservarlos por el cariño que tuvo a mis padres.

Pues esa es la cuestión: ¡Cómo te ves, cómo te ven! Laus Deo y lo que tenga que acontecer, que acontezca…o sea, que comiencen a cederte el asiento en el transporte público.

sábado, 31 de marzo de 2018

PAZ


Paz

Santos Rejas Rodríguez


Ni con su atributo de «santa» pudo imaginar Isabel, la de Portugal, que un día muy alejado de su muerte una plaza que lleva su nombre se inundaría de repiques de tambores y olores de incienso; de ese olor que ahuyentaba los rancios desprendidos de cuerpos de cofrades huérfanos del baño sabatino.

El repiquetear de tambores próximos es contestado por otro más alejado en clara respuesta contundente, violenta, agresiva…y cuando parece inevitable que los unos se abalancen sobre los otros, una voz dulce, apaciguadora, de armonía, hace enmudecer a la concurrencia portadora o no de tambor.

Durante el canto el espejismo de la concordia se proyecta sobre la recoleta plaza y sus habitantes. Espejismo que se desvanece a la par que el cántico cuando los palillos, de nuevo, baten recrudecidos contra la piel de los tambores hasta hacerse inmisericordes.



En ese instante, cuando la impiedad parece extenderse sin remedio hacia todo lo humano, arrasando lo divino que en ellos quedara, tu ausencia se me hizo presente silenciando el repicar de mis tambores íntimos e inundando mi interior de bálsamo de paz. ¡Tan esperada!

(Zaragoza, en el ocaso de un jueves…puede que santo)

domingo, 11 de febrero de 2018

La soledad del amante

La soledad del amante

Santos Rejas Rodríguez

No voy a tratar del «amado o el amante», ya lo hicieron Platón y Gala y por ahí han quedado sus escritos para lectores curiosos. La quinta acepción de la RAE define amante como: «persona que mantiene con otra una relación amorosa fuera del matrimonio». Por mi cuenta, amplío lo de matrimonio a «pareja habitual».

Sobre esta condición de amante, en los albores de San Valentín, «día de los enamorados», me dispongo a reflexionar. A pensar en el amante desparejado, el que ama en la soledad de la mano vacía, de la mirada sin respuesta, de la caricia ausente en el momento que la ansía porque que al ser el suyo un amor intermitente, hoy no toca.

De ese amante que espera a que llegue el día «del mañana sin falta», «que los niños crezcan», «que pase el mal momento» o el «ahora no es oportuno» y otras promesas, infinitas ellas, que no acaban de cumplirse y que, presumiblemente, no lleguen nunca. ¿Por cobardía?  No. Por falta de amor de quien promete, por inexistencia del amor que rompe barreras para unirse a quien ama. Por ser un amor tramposo. Por no ser amor...



El amante que está dentro del matrimonio, asido a su pareja habitual, tiene el calor de la compañía diaria, del entorno seguro, de la vida cotidiana reglada…con sus sinsabores y quejas, sí, pero es la que mantiene, en la que persiste, la egoístamente conservada mientras el amante disparejo huele rosas marchitas, siente, sueña y ama en su rincón de soledad.
«Si tú no estás aquí no sé/qué diablos hago amándote», canta Rosana.

Pues eso, que además del 14 de febrero de 1929 hay otros san valentines sangrantes y no precisamente en Chicago.

martes, 16 de enero de 2018

¡Impacto!

¡Impacto!


Santos Rejas Rodríguez


He leído que el ayuntamiento de Madrid ha realizado, o encargado, un trabajo sobre «Impacto de género por el soterramiento de la M-30». Ignoro los pormenores pero sí he escuchado la justificación de un economista, en concreto del Sr. Garzón que, más o menos, ha dicho: ‘dado que la mujer utiliza más el transporte público que el hombre, el soterramiento es favorable para el género masculino que utiliza más el automóvil’.

Imagino, como aficionado a la investigación y a los análisis, que el estudio tendría como punto de origen el tránsito, por géneros, que soportaba la M-30 con anterioridad al soterramiento y la puesta en relación con el actual. Asimismo las muestras habrán sido estratificadas: tramos de edad, niveles socioeconómicos, profesión, peso del género por circulación según horarios…y estado de satisfacción, antes y después, según encuesta de población, tanto de viajeros en coche privado como público, y peatonal. 

Puede que la conclusión haya sido que, en efecto, el enterramiento de la M -30 beneficia más a hombres que a mujeres. ¿Y ahora qué, me pregunto? ¿Mejor ciegos que tuertos? ¿Se tapona? ¿Qué tramos? ¿Desde el Calderón a Legazpi? ¿Desde Pirámides a la salida a Toledo? ¿Dejamos como está, pero poniendo la cara colorada a la herencia recibida? ¿Servirá para que se realicen estudios de impacto de género previos a soterrar otras como la de la Gran Vía madrileña? ¿Elaborados por los servicios técnicos del ayuntamiento o por empresas ajenas?

Y aquí lo dejo, que he visto a Martirio «apoyá en el quicio de la mancebía» y quiero analizar el impacto con el de los ojos verdes…mayormente por ver si habrá o no soterramiento. Pues eso.

lunes, 1 de enero de 2018

Reseñas del nuevo año

Reseñas del nuevo año

Santos Rejas Rodríguez

Madrid amanece en nuevo año. El Oso mira con desesperanza al inalcanzable madroño y el reloj, sin espectador que lo alimente, desgrana insonoras campanadas.

Una puta solitaria esquinea la calle de la Montera mientras en un rincón cercano fermenta el resto incontenido de un estómago apurado. En el silencio del perezoso amanecer resuena la prédica de un bebedor irredento condenando a la pena de infierno a los pecadores de alcohol.



El penetrante olor a incienso impregna la cumbre desde la que el Caballero de Gracia incita a mirar al cielo en busca de comprensión y aliento para seguir el camino que marque el nuevo año. Y quizás, en respuesta a un mirar hacia arriba, a un no se sabe qué, como en rodar de trueno, una voz ronca y provocadora, con aromas de Patxi Andión, canta al Madrid que acaba de agonizar un año más.