lunes, 12 de octubre de 2015

Otoño...

Otoño…

Santos Rejas Rodríguez


                Muy de mañana han llovido hojas. En vendaval. A ras de suelo, casi todas ellas, buscaban rincones donde arracimarse, pretendiendo el calor de las unas en las otras o, quizás, el reencuentro de la proximidad perdida por la violenta dispersión sufrida por el aire. Algunas, en su vagar incierto, habrán sentido en su savia –ya escasa- el desconcierto por la brusca desubicación, por la pérdida del sustento hasta ese instante seguro. Otras, escasas, y en revoloteo continúo,  disfrutan de los espacios inalcanzables hasta ese momento, tantas veces soñados desde la privilegiada atalaya que han estado gozando.



Ignoran, unas y otras –felizmente- que es un viaje sin retorno, que sólo una vez en la existencia se es parte del árbol; que tras las primaveras llegan los otoños, los vientos desoladores…y los barrenderos.


Mientras me alejo del parque me va inundando  el intenso olor a otra mañana de otoño. Tan igual. Tan diferente…

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