Otoño…
Santos Rejas Rodríguez
Muy
de mañana han llovido hojas. En vendaval. A ras de suelo, casi todas ellas,
buscaban rincones donde arracimarse, pretendiendo el calor de las unas en las
otras o, quizás, el reencuentro de la proximidad perdida por la violenta
dispersión sufrida por el aire. Algunas, en su vagar incierto, habrán sentido
en su savia –ya escasa- el desconcierto por la brusca desubicación, por la
pérdida del sustento hasta ese instante seguro. Otras, escasas, y en revoloteo continúo, disfrutan de los espacios inalcanzables hasta
ese momento, tantas veces soñados desde la privilegiada atalaya que han estado
gozando.
Ignoran, unas y otras –felizmente-
que es un viaje sin retorno, que sólo una vez en la existencia se es parte del
árbol; que tras las primaveras llegan los otoños, los vientos desoladores…y los
barrenderos.
Mientras me alejo del parque me
va inundando el intenso olor a otra
mañana de otoño. Tan igual. Tan diferente…
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