Amor…y desasosiego
Santos Rejas Rodríguez
Amor hallado,
amor perdido ¿Cuál de ellos causa mayor desasosiego? Me refiero al amor que
Ortega, don José, calificó de ‘estado de miseria mental’, el que pone orejeras
a la vida, al entendimiento, para no dejar ver ni sentir nada más allá de Ella,
de Él, porque es su principio y su fin.
El amor hallado
es el que habita en el aquí y ahora, el que genera ansiedad incontrolable
cuando el ser amado se aleja más allá de la zona de seguridad, o sea, del
alcance de la mano. El que invade el alma de miedos ante la sola idea de
abandono o pérdida, el que provoca ensueños de sonrisas indescriptibles y
chispear de ojos que iluminan el caminar…
El amor perdido, el que nunca morirá, es el que late para
siempre en lo eterno; en el más allá inalcanzable para la mano y el suspiro o
la lágrima; el que acongoja el alma, o como se llame eso que tanto duele en lo
hondo y que ningún especialista ha encontrado su ubicación ni analgésico que lo
calme. Es el amor del no retorno y que tantos deseos genera de seguir su camino;
el que mantiene despierto hasta los amaneceres teñidos de añoranza y culpa…
De ellos, ¿cuál puede
decir: ¡yo más! respondiendo a la pregunta inicial?
La vocecilla
sabionda detiene mi análisis con un ¡qué felices quienes no gozan o padecen ni
uno ni otro! Y con cierta maldad, quizás como castigo a su interrupción,
contesto: Esos, si en sus interiores pastorea el anhelo de amor, puede que
estén aún peor…
Y sin dar tiempo
a réplica y murmurando para mí un: ‘vaya empiece de verano’, me adentro presuroso
en unos grandes almacenes -el Corte Inglés, claro- para atemperar ansiedades…
No hay comentarios:
Publicar un comentario