martes, 5 de enero de 2016

Si hubiera sabido...

Si hubiera sabido…

Santos Rejas Rodríguez

‘Ah, si de joven ya hubiera sabido que iba a envejecer y que me iba a morir, creo que hubiera vivido de otra manera’, escribió Rosa Montero hace unos días en un su Aviso a navegantes

‘Si alguien me hubiera anticipado que mi padre aún continuaría viviendo bien cumplidos los noventa años, yo, hoy, sería otra persona. Y, con certeza, no estaría escribiendo este diario, mi pobre diario’, tengo yo escrito en uno de mis Cuentos como besos

Y me puse a repensar uno y otro escrito por allá adentro, por lo hondo. ¿Qué nos ha hecho ser como somos? ¿Cómo hemos ido esculpiendo nuestra vida? ¿A qué golpe de qué cincel?




Rosa Montero si, desde los primeros andares de su arranque del vivir, hubiera sabido sobre la vida y la muerte, la propia, ¿Ahora sería otra rosa? ¿Más florecida o marchita? ¿De tonalidad roja, carmesí o desvaída? ¿Inaprensible en lo del querer? ¿Menos persuasiva en el amor?... Ya ella cubre la apuesta del vivir alternativo con un ‘creo…’

Mis inseguridades, miedos al abandono o a la falta de protección ¿hubieran sido huéspedes de un día en lugar de habitantes de quieto si hubiera sabido…?
Si yo hubiera sabido cuando la conocí que no iba a ser capaz de amarla -pese a teñirse de pelirroja-como ella deseaba ¿hubiera dejado el recorrer juntos un trecho del camino? Si alguien me hubiera anticipado que el amor que puse no sería correspondido con la misma intensidad ¿no hubiera amado y ahora carecería mi alma del poso del recuerdo?

No es que piense y crea, a pies juntillas, que lo escrito -hasta ahora- ya estaba escrito, pero sí que somos tan previsibles que si volviéramos a iniciar el camino de los amores eternos, infidelidades, afectos, huidas, dolores de alma, pasiones, brillar de ojos, reconciliaciones, lágrimas contenidas y de las otras, pérdidas irreparables, soledades…recorreríamos una senda tan semejante que para el observador ajeno le sería indistinguible de la primera, de tan igual, creo…
¡Qué rosales haces brotar, Rosa! ¡Ay!


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