sábado, 21 de marzo de 2015

DESPEDIDAS

Despedidas

Santos Rejas Rodríguez

Tras veintitrés horas de angustia sumida en la negritud del silencio, huyendo del terror que está fructificando de unas semillas cuya paternidad nadie quiere reconocer, y creyendo que han llegado al último aliento de vida en esta tierra siempre temblorosa por las diferencias irreconciliables de los seres humanos que la pueblan, una pareja, que hasta ese momento ha vivido unida, se despide el uno del otro para, cogidos de la mano, encaminarse a un más allá que da pavor sólo con pensar que puede ser un calco de este más acá.

Tremendo y desolador que en nombre de un dios incomprensible unos sujetos decidan la muerte de sus prójimos, de quienes ni siquiera saben  cual es su religión, ni el color de su piel o el de sus  ojos…




Por fortuna la historia de la pareja del atentado de Túnez fue de final feliz, de película americana, de las de antes. No así para el resto de los diecinueve fallecidos, todos ellos víctimas, aunque de matiz diferente.

No he podido, ni querido, contener la emoción al ver a Cristina y Juan Carlos y escucharles  cómo se despidieron dando por finalizada su andadura, y que una sonrisa se dibujara en mi cara al verlos caminar juntos, unidos, mano con mano, ahormando su futuro.
Tampoco he podido evitar el pensamiento de las manos que, solitarias, recorren  calles.


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