martes, 5 de noviembre de 2024

De Padres

 

De padres

Santos Rejas Rodríguez

Tal día como hoy, 5 de noviembre, san Zacarías, nació un niño que, andando en el tiempo, se convirtió en un buen hombre. En un hombre bueno. Mi padre.

En el día de su muerte, a las pocas horas de fallecer, escribí:  «Con él tengo muchas conversaciones pospuestas, perdidas ya. Nos faltaron, en especial a mí, palabras que transmitieran los sentimientos que nos sentíamos. Intensos, muy intensos; adivinados pero embargados por la timidez de la expresión. Por el miedo escénico, incomprensible pero insuperable las más de las veces,  a decir : ‘te quiero’, ‘te necesito’ o, siendo niño y aún después,  ’siento miedo cuando no estás, de que me faltes».

Han transcurrido muchos años. En el intermedio he mantenido con mi padre todas las conversaciones que no tuvimos en aquel entonces. Ha estado presente en mi vida todos y cada uno de los días transcurridos. Y, con su presencia, ha ido llenando el inconmensurable hueco que su ausencia me produjo.

La muerte de una madre cicatriza más rápida y su ausencia es más dulce porque en vida recibimos el abrazo que necesitábamos en el momento oportuno, sentimos su cariño manifiesto, sus besos y su ternura. Tras fallecer todo sigue como si estuviera presente…lo está.

La muerte del padre es el duelo prolongado. Se tarda en asimilar porque quedan inconclusos los abrazos, el cariño no expresado en palabras, las palabras no dichas en voz alta…. La rumiación se produce en los hondones, en las capas profundas de aristas que hacen sangrar los recuerdos. Tarda en emerger la sonrisa en las vivencias perdidas y el  caminar de la mano.

Papá, quiero terminar la felicitación de tu cumpleaños con algunas de las frases con las que te escribí el día de tu muerte:

«Necesito expresarte ahora lo que pienso y siento, y, de manera pública y como acto de fe, decirte lo orgulloso que puedes irte de esta vida por todo cuanto has hecho en ella y en especial por lo que nos has dado. Orgullo que es el mismo que siento, que sentimos todos tus hijos, por haberte tenido como padre, por seguir teniéndote como padre allá donde estés ahora. Que lo sepas. Un beso. Fuerte».

Pues eso. Felicidades Z. Vicente.

jueves, 12 de septiembre de 2024

De guateques y supermercados

 De guateques y supermercados

Santos Rejas Rodríguez

Surgen acontecimientos que parecen cerezas arracimadas. Tiras de una y sale otra. No suelen aparecer por azar… o quizás sí y los andares de la vida no sean puro determinismo.

La primera cereza me llegó en forma de noticia, fotografía incluida, sobre aquellos guateques de mi adolescencia. Y el olor a lavanda, el agua de colonia que olía como tal y servía para enmascarar la sudoración de las manos cuando ibas a pedir un baile a una chica, inundó mis recuerdos. Sudor de manos que, según confesión de una buena amiga, a ellas les ocurría igual cuando veían acercarse al chico «a sacarla». Pura reacción del sistema nervioso, del de entonces.

A esta cereza se le unió otra, sin imágenes, sobre los ligues en Mercadona y me pregunté: ¿Qué parte del cuerpo les suda ahora? ¿olerán a supermercado o a pizza 4 quesos? ¿comenzarán con el estudias o trabajas? o ¿tienes piso en propiedad y pensión contributiva?

Con curiosidad meramente científica me personé en un Mercadona alejado de mi domicilio por si los encuentros casuales y tal. A la entrada pregunté al encargado:

—¿Es aquí donde se liga?

—¿Tiene hora caballero? Hablarme de usted y el término caballero me mosquearon y lo de la hora me descolocó como si me hubieran pillado dentro de un avión sin pasar el control de seguridad.

 —¿Hay que pedir hora? No soy experto en comunicación no verbal pero puedo asegurar que el nota estaba haciendo fuerza con sus dos carrillos para no partirse el culo de risa, con perdón.

—Claro caballero, y condescendiente sacó de debajo del mostrador un libro más grueso que el Don Quijote y tras ojearlo, añadió:—puedo darle cita para el 13 de diciembre a las 19:00 h.

 —Perdón, respondí, tengo póliza privada, de las de pago.

—¿Cómo dice caballero?

—Que no soy de la Seguridad Social ni estoy pidiendo consulta médica, respondí con suficiencia.

En este punto tras un intercambio de pareceres en los que desapareció el caballero y aparecieron términos que no son para ponerlos por escrito abandoné el supermercado y decidí preguntarle sobre el evento a mi vecina, la que un día me dijo que para huevos, los de Mercadona.

Y regresé a casa parando a trechos murmurando el mantra:

¡Estamos jodidos! ¡Estamos jodidos!

Pues eso.

(Pablo, la culpa de esto la tienes tú por incitarme a escribir en mi blog)

viernes, 7 de junio de 2024

La patronal

 

La patronal

Santos Rejas Rodríguez

Ensimismado en los previos a la jornada de reflexión me ha venido a la cabeza una anécdota de cuando fui director del Centro de Inserción Social Victoria Kent, de Madrid.

En todo colectivo es normal que el director se reúna individualmente o en grupo con sus colaboradores inmediatos para gestionar los asuntos laborales. Se denomina: «despachar».

En uno de los funcionarios de despacho habitual se daba la circunstancia de ser también representante sindical. Cuando salía de despachar conmigo, asuntos laborales de su competencia, los colegas que estaban esperando para hacer la misma función de despacho, con retranca y un mucho de cachondeo, le decían:

—¡Ya te habrás chivado bien!  

—¡Yo siempre con la patronal , quien manda, manda!

Y sin inmutarse, carpeta bajo el brazo, el entrañable compañero Ángel, hacía mutis.




En esta jornada previa a la reflexión me he preguntado: ¿a quién votar? y como desde que nos abandonó Anguita, don Julio, nadie se ocupa de repetir: «programa, programa, programa»,  y  en mítines y debates se habla del tú más,  de zurdos o diestros y de las familias y parientes, y cero de programas, uno anda desnortado y como pollo sin cabeza.

Así que, llegado a este punto, recordando el aserto del funcionario, me he hecho otra pregunta: ¿Quién manda? Tras un repaso de los acontecimientos históricos del último año una vocecilla, muy cabrona ella, me ha susurrado: «hay uno por ahí fuera que tiene siete votos…».

Así que no es de extrañar que cuando yo salga del colegio electoral y alguien me pregunte que a quién he votado, responda: ¡yo siempre con la patronal, quien manda, manda.

Pues eso...

sábado, 27 de abril de 2024

MORIR GANANDO

 Morir ganando

Santos Rejas Rodríguez

Apreciadas lectoras y lectores de este mi blog, podéis comprobar que (casi) nunca opino de cuestiones políticas y escasa o tangencialmente de religión. De las primeras porque hace años, imitando a mi admirado Estanislao Figueras, me dije lo mismo que él: «Estoy hasta los cojones de todos nosotros». Después dijo que iba a dar un paseo por el Retiro para meditar…pero en realidad fue a la estación, se subió al tren y se dio el piro hasta Francia.

          Esta tarde ventosa, después de ver cómo Nadal nos sigue proporcionando buenos ratos y antes de que comience el duelo Atlético, me he dicho: ¡Voy a meditar!

          Meditando he llegado hasta la Moncloa. Durante el camino y antes de llegar a su boca, la del Metro, he ido pensando:

·        El presidente del Gobierno está en verdad afectado, compungido y sin duda hasta donde estaba don Estanislao.

·        Su estado emocional le impulsó a presentar la dimisión con carácter inmediato.

·        Dada su personalidad la inmediatez no lo habría generado ninguna ganancia y, para él si hay que morir, que sea ganando. Así que:

·        Demorando la decisión consigue:

o   Muestra que sin él, sin su partido, viene el caos o, al menos, la derecha.

o   Logra la unión de sus propios y socios.

o   Motiva al electorado, con lo cual, concluye:

1.   Medito hasta el lunes

2.   Dimito

3.   Convoco elecciones

4.   Presento de candidata a la Vicepresidenta

5.   Gana (gano) las elecciones…

Y yo que me llevo?

o   Paso a la historia como el Presidente que se sacrificó por España (toda) y propició que por primera vez una mujer fuera Presidenta de España.

o   Me abren las puertas de Europa de par en par.

No me negarán, amigos y amigas lectores, que mi elucubración está a la altura, o más, que cualquiera de los tertulianos que nos tienen invadidos los medios de comunicación.

Pues eso…aúpa Atlético.

miércoles, 10 de abril de 2024

Calvo

 Calvo

Santos Rejas Rodríguez

Soy calvo. Desde ayer. No he perdido el cabello, no. Sigo siendo un hombre de pelo cano, sonrisa abierta… Pero calvo de convicción. Y lo tengo testificado. Una fe notarial lo avala. Ante notario manifesté ayer que soy calvo; que desde mi más tierna infancia una pulsión interna me hace sentir calvo.  Toda mi vida he anhelado ser calvo y esperaba que se hiciera realidad con el paso del tiempo, pero los años pasan,  mi cabello permanece abundante y espeso y quiero finalizar mi recorrido terrenal calvorota.

Esperaba que cayera el cabello por sí solo o a causa de la gravedad y mi deseo se hiciese realidad, pero no se ha cumplido. El afeite de cabeza, la depilación, me haría sentir un calvo falso, un defraudador, y acentuaría mi malestar e insatisfacción. Así que me he declarado «Calvo de convicción» y el señor notario ha dado fe de que lo he manifestado en su presencia.

        Espero que desde este instante, en la que hago pública mi actual condición, se acepte mi imagen y que mi pérdida de cabello, virtual, sea tratada con el respeto que se merece y se entienda que no es producto de un capricho transitorio sino consecuencia de un deseo interno, insidioso, e incapaz de controlar.

Así mismo quiero, o mejor exijo, que en las reseñas físicas que existan (en la hacienda pública, cuerpos de seguridad o penitenciario) o en las que se hagan en el futuro  sobre mi imagen, quede reflejada mi condición de calvo y se elimine cualquier referencia a mi cabello y su textura o colorido, de otro modo se estaría conculcando mi derecho a la propia imagen, distorsionando mi realidad existencial y me podría provocar perjuicios de incalculables consecuencias tanto en mi estabilidad emocional como en el coste de la terapia que fuera necesaria.

¡Átame esta mosca por el rabo! Musitaría mi padre en su desconcierto.

Pues eso…

lunes, 1 de enero de 2024

Como niños

 

Como niños

Santos Rejas Rodríguez

    Un libro, cuando te nace, es tan caprichoso como un niño. Y este regreso, el de Eti, en su tercera andadura, no ha sido una excepción. Nació el día 25 de diciembre, navidad, y se ha posado entre mis manos cuando ha querido: el día en que comienza el año nuevo, el 2024… capricho de niño recién nacido, aunque en libro. Pues eso.

Feliz año tengamos.

 Un abrazo.

Fuerte.