jueves, 17 de diciembre de 2015

Miradas...

Miradas

Santos Rejas Rodríguez


-‘Perdón si les molesto…’
-¡Vaya! me dije ¿por qué cuando viajo en Metro me topo con músicos, pedigüeños y familias afines? ¿Por qué no con alguien que, mirándome, diga algo así como: ‘Para mí no hay soles, luceros, ni luna/no hay más que unos ojos que mi vida son…?
Pero claro, me seguí diciendo, no voy a caballo, no pido candela…así…Y hubiera continuado desbrozando causas ad infinitum cuando, el apoyado en el quicio, continuó la arenga:  -‘Si alguno de ustedes va leyendo, escuchando música o pensando en sus cosas y no desea que siga hablando, que levante la mano y me callo…’ 



Tras unos segundos de silencio: -‘Muchas gracias. Soy fontanero. Oficial de primera. En paro. Lo que buenamente puedan darme ustedes lo cojo: comida, ropa, dinero…Si ya le han dado antes a otro, como si me lo hubieran dado a mí.

Y así, sin prisas, a lo largo de cuatro estaciones, fue desgranando las suyas. Dolorosas. Nos contó que no quería dormir en albergues ni en casas contra el frío. Que son muy peligrosas. En ellas entraba a dormir uno como él, sano, y podían contagiarle múltiples enfermedades graves. Que ya había hecho un escrito para que las cerraran. Prefería dormir en la calle…o en un hostal de la glorieta de Atocha…

Al final nos deseo un buen karma y que pensáramos que íbamos a tener un buen día, que si así lo pensábamos, lo tendríamos, porque el poder de la mente….y aquí ya dudé si en realidad era  fontanero o psicólogo en paro.

No me adentré en la hipótesis porque mi mente retornó a lo que me preocupó al inicio: -‘será porque no tengo los ojos verdes? ¿verdes como el trigo verde? ¿ni como la albahaca? ¿Y ni siquiera tienen brillo de facas?

Y en pleno declive de autoestima… me pasé de estación ¡ay!

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