El psicólogo no me ayudó
Santos Rejas Rodríguez
A veces esperamos que ir al psicólogo sea como tomar una pastilla: algo
externo que soluciona nuestro malestar. Pero la terapia no funciona así.
Cuando una persona acude a un psicólogo lo hace con la esperanza de
sentirse mejor, resolver sus conflictos o superar un malestar emocional. Se
espera, de forma implícita o explícita, que el psicólogo "solucione"
el problema, como si tuviera una varita mágica o un remedio que aplicar, sin que
el paciente tenga que implicarse activamente en el proceso.
El psicólogo proporciona herramientas, apoyo y orientación. La persona que acude tiene que comprometerse
con el proceso, probar nuevas formas de actuar y esforzarse fuera de consulta.
Con este escenario, al igual que en un entrenamiento físico, los resultados
dependen en gran parte del trabajo personal. La psicología ayuda, sí, pero no
sin el esfuerzo del paciente.
Criticar a un psicólogo por no haber “arreglado tu problema” puede ser tan injusto como reprochar a un
entrenador físico que no estás en forma cuando no has seguido el plan de
entrenamiento ni has modificado tus hábitos.
Por supuesto, también existen diferencias entre profesionales, y no todos
los enfoques ni estilos terapéuticos son igual de adecuados para todas las
personas. Pero, antes de desacreditar a un psicólogo por la falta de
resultados, sería justo preguntarte hasta qué punto estuviste implicado en el
proceso, si hubo una buena alianza terapéutica y si se dio el tiempo suficiente
para que el trabajo diera fruto.
En resumen: No se trata de que el psicólogo te cambie, sino de que te ayude
a cambiar y, ten muy claro, que el
camino del cambio lo tienes que recorrer tú. O como yo decía a mis pacientes:
«te enseñaré cómo construir una pirámide, pero las piedras las tienes que
acarrear, y colocar, tú».
Pues eso.
Pd. Reflexión
motivada por comentarios sobre terapia psicológica en reunión sociofamiliar
acompañada de unas cervezas.
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