lunes, 31 de marzo de 2025

De huevos...una vez más

 

De huevos...una vez más

 Santos Rejas Rodríguez

 

            Hace años, bastantes, escribí sobre huevos. Los portugueses dejaron de controlar sus huevos, con perdón, al suprimir el Centro de Inspeçao e clasifiçao de Ovos.

            La noticia me dejó en duermevela toda una noche. ¿ Qué ocurrirá en lo sucesivo con los huevos portugueses ?, me preguntaba inquieto. Inquietud acentuada por reflexiones añadidas: ¿Controlamos los españoles nuestros huevos ? ¿Todos los huevos? ¿Los hemos controlado alguna vez? ¿Siguen existiendo huevos sin control?

            Crujido de la cama y nuevas interrogantes: ¿Existe un organismo dedicado a inspeccionar y controlar los huevos? ¿ los clasifica también? Y, en este caso: ¿Cuáles son los criterios y cuantas categorías existen ? ¿Qué se hace con los huevos que no se ajustan a los patrones ( de clasificación, me refiero ).

        Y antes de quedarme, más o menos, en trance : ¿Dónde está ubicado el organismo competente ? ¿el control es potestad de quien más manda?

            A lo largo del tiempo, sin respuestas a algunas de las preguntas, y resignado o adaptado a otras, me había olvidado de los huevos. De los españoles, claro.



            Hasta ahora. Cuando el Sr. Trump ha sacado a relucir los suyos y los ha puesto encima de la mesa. La propia y las ajenas.

            Y de nuevo regreso el desvelo y a la inquietud por tanto huevo sin control, por la imparable subida del precio a pagar por ellos …y, lo más desolador,  tan escasa esperanza para su remedio. 

             ¡Manda huevos!

    Pues eso.

lunes, 24 de marzo de 2025

Entre Dana y Dana

 

Entre Dana y Dana…

Santos Rejas Rodríguez
 

A través del cristal de la ventana contemplo la lluvia en este día intermedio entre los temporales viajeros que nos recorren al galope.

Es temprano, ningún transeúnte por las calles y escasos y espaciados vehículos.

Domina el silencio de la lluvia que cae de un modo manso, como un transcurrir de vida sin objetivo definido. En la noche quedaron diluidos los chaparrones, las gotas violentas que rebotaban contra el asfalto en vana pretensión de retornar a la nube que las guardaba y protegía. Quizás eran adolescentes, ignorantes aún, de que no existe el retroceso. O tal vez atrevidas gotas explorando lugares fuera de su nube para intentar descubrir territorios alternativos al que ocupaban y probar si son más cómodos y placenteros.

Ignoran, también, que la provisionalidad no tiene lugar en la existencia, que todos los pasos dados son definitivos, que el camino andado es indeleble e irrepetible y que lo vivido, vivido queda. Sin provisionalidades… aunque en el fondo cada ser sienta lo contrario: que todo lo vivido hasta el momento es un ensayo para lo venidero…

Ya es día claro y el silencio de la lluvia es apagado por los ruidos cotidianos interrumpiendo esta reflexión.

¡Por fortuna!