viernes, 10 de noviembre de 2023

De la obediencia y tal

 

De la obediencia y tal

Santos Rejas Rodríguez

Una de mis aficiones fue la de visitar librerías, de nuevo o viejo, pero con librero dentro, costumbre en vías de extinción al igual que las referidas. Por desgracia.

No recuerdo haber salido de la visita sin un libro en la mano y, en todas las ocasiones, es decir: siempre, tuve la sensación de que el libro me había elegido.

Ahora hay textos, mensajes, citas, reseñas… que emergen de entre el batiburrillo que nos cae encima, en ocasiones en forma de granizo devastador, tan duro como piedra, y me produce idéntica sensación de lo dicho para los libros: me eligen.

Hoy,  releyendo un libro olvidado, he hallado entre sus páginas una reseña pretérita, de vete a saber cuándo:

            «Todos los mártires de la fe religiosa, de la libertad y de la ciencia han tenido que desobedecer a quienes deseaban amordazarlos, para obedecer a su propia conciencia, a las leyes de la humanidad y la razón. Si un hombre solo puede obedecer y no desobedecer, es un esclavo». (Erich Fromm, El hombre ha perdido la capacidad de desobedecer).

La razón de haber sido elegido, en momentos concreto de la vida, por un libro o un texto como el que acabo de reseñar, y por qué me lo ha puesto en primer plano, y aquí, y ahora, sería tan complejo de explicar como hacerlo sobre el amor a primera vista: ¿Un guiño? ¿Un advertencia? ¿Un aviso a navegante? ¿Casualidad?... Se siente. Se intuye. Se paladea. Se disfruta o amarga. Hace soñar o impide el soñar, pero no se explica. Como el amor a primera vista, tan enigmático él.

En estos tiempos de analistas y opinadores, que han crecido como las setas tras la lluvia de otoño, ahí se lo dejo para que disfruten dando sus sesudas opiniones, consejos y directrices de obligado cumplimiento.

Pues eso.

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