Y entonces vas…
Santos Rejas Rodríguez
‘Al pie de un buzón de correos ves un sobre en el
suelo. Tiene la dirección y el sello puesto. La solapa está abierta. ¿Qué harías?’
Es una de las estupideces que suelen preguntarse para
evaluar comportamientos sociales adecuados. Por supuesto que ya, lectores míos,
habéis dado la respuesta generalmente aceptada, adaptativa y de sentido común:
‘La cerraría y echaría en el buzón’. Respuesta
sencilla, ¿verdad? Pues entonces vas…y la cagas: ‘pero antes leería la carta y
la rompería’.
Cuando los aquellos que van surgiendo en la convivencia en pareja se
han ido conjugando, las intromisiones o ausencias en el espacio personal de
cada uno se han ido comprendiendo y respetando; cuando la mano está ahí siempre
que la necesitas y que, además, es la que estuviste buscando y hallaste. La elegida
para compartir con la tuya, juntas, el camino del vivir, y lo previsible es incrementar la
comunicación, el amor, el comprenderse en el día a día, entonces vas y…, sí, en efecto, la cagas.
No se trata solo de un Brad o una Angelina, que ya hemos
visto que también, sino de los seres anónimos, cotidianos; los tu y yo, mujer y
hombre, que unas veces el uno y otras veces la otra, todos, (la) cagamos.
¿Y por qué si sabemos la respuesta correcta?
A la conducta del destructor de la carta se la suele
denominar psicopática. ¿Valdrá como respuesta genérica? ¿O es a causa de un condicionante humano? ¿Muy humano, o así, así?
¿Actual o desde los orígenes?
Ensimismado por tanta pregunta casi me marcho de la soleada
terraza en la que estaba despidiendo al último sol del verano y dando la
bienvenida al de otoño sin pagar la consumición ¡Ay!
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