Inventario de verano
Santos Rejas Rodríguez
La proximidad de
un nuevo año, cada año, se llena de propósitos: dieta saludable, ejercicio diario,
aprender a tocar la guitarra e, incluso, practicar inglés para las escapadas a
Londres aunque allí ningún nativo haga el menor esfuerzo para entendernos. Ni
siquiera contigo lo hicieron…
Todos los propósitos son producto del invierno
oscuro. Por ello las intenciones se pierden en la bruma, se disuelven con la
lluvia o se congelan de frío.
El verano es
diferente. El sol y el calor nos inunda y
hacen que la estación sea la de los despropósitos bajo el paraguas de ‘estoy de
vacaciones y ya tendré tiempo en invierno de dietas en el comer, beber y…en lo
que sea, además de aprender guitarra y practicar inglés’. Lo que toca ahora,
pues, es darle gusto al cuerpo y, si queda hueco, al espíritu.
Y este verano
vacacional, que hoy termina para mi, ha estado pleno de viajes: mar, montaña, patear
lo urbano, copas, encuentros y reencuentros…y más copas. Alguno
de estos últimos –los reencuentros- con personas que fueron muy queridas en
primer plano y quedaron atrás a causa del río de la vida que fluye en torrentera cuando le place y
forma estanques a su capricho…
Así ha ido
cincelándose este verano especial. De vino y rosas a la luz del día, incierto
en el atardecer y de creciente desolación con la llegada del crepúsculo,
cuando la oscuridad de la noche comienza a traer tu ausencia y el frío de la
nada. Tan insoportable…
No hay comentarios:
Publicar un comentario