martes, 22 de agosto de 2023

La cosa de la calor

 La cosa de la calor

Santos Rejas Rodríguez


Cuando el calor (o la calor, como se decía antaño por mi tierra) aprieta como está apretando, el ser humano, incluido yo, puede caer en desvaríos que con anterioridad al cambio climático no se producían.

Mi caída la ha propiciado un libro: El chirrión de los políticos, de Azorín. Es cierto que tras la lectura de la «Annotacion» que precede a su comienzo no he podido resistirme a trasladar a esta cuartilla y media,—no va a llegar a página—, algunos entresacados de este y dejar para otro momento de inlucidez calurosa el texto del libro. Cito:

«Lo de “chirrión” puede ser tanto el carro con las ruedas rechinantes como el látigo del Mayoral. La fantasía de Azorín es una descripción, entre cómica y lírica, del ambiente de los políticos»…mi incipiente salivación se detuvo al leer que se refería a los políticos de la Restauración, ¡me cachis!

«La sátira de Azorín es útil y sirve para entender el papel que tuvieron los intelectuales de la generación del 98 en la debelación del régimen parlamentario…».

Tuve que detener la lectura para informarme que debelación significa: vencer al contrario por la acción de las armas o de los argumentos.

            «Un lenguaje de los políticos sumamente retorcido, anticuado e hipócrita tenía que chocar contra el nuevo estilo límpido y vanguardista de los intelectuales del 98 y sucesores».

La diferencia con la situación actual es que carecemos de una clase intelectual que critique con gracia a los políticos. Es más, lo que llamamos lenguaje polítiqués contagia también a los intelectuales.

Perdón, perdón. Olvidé entrecomillar el párrafo anterior. El comentario se refería a lo que pasaba en aquellos entonces. Cuando se publicó el libro. Ahora no ocurre.

¡Qué disparate!

En estos tiempos que corren hay una clase intelectual, e incluso varias, para dar y tomar. Petan los medios de comunicación, llenan las tertulias, critican con gracia a los políticos…¡Y sin contagio que valga!

¡Faltaría más!

Pues eso.

            La calor.

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