¡Qué fácil es…!
Santos Rejas Rodríguez
Desde hace años, cuando salió al mercado el primer Kindle,
utilizo el lector de libros electrónico. Ahora en su versión avanzada con
pantalla táctil, luz y utilidades como diccionarios, traductor, etc. ¡la
frikiadicción y tal! Me es muy cómodo para leer los pesados ‘tochos Follianos’ ,
y similares, de novecientas páginas, que me vencían los brazos al leer
encamado y, también, para ajustar el tamaño de letra a estos ojos cansados de
lo tanto visto.
Con esto no quiero decir que he abandonado ‘el papel’. Ni mucho
menos. Sigo leyendo, acariciando y
oliendo libros nuevos y releyendo, regurgitando y deglutiendo los de siempre.
Unos pocos ocupan mi mesilla de noche (¡qué antiguo!) en mezcolanza: inquilinos
de siempre, mediopensionistas y arribistas con pretensiones. Allegados
insidiosos apuestan que entre ellos, los permanentes, seguro que hay un ‘Príncipe’ y probable un
‘Sin Tzu’. Algo hay de cierto…El Principito va y viene según épocas. Sobre
guerras no sé nada, o casi…
Un medio pensionista es un Borja. Un cuerdo a imitar en su
locura. Su libro, único, lo leo, releo, subrayo y anoto al margen. Pregunto,
interrogo, río, niego, afirmo…y me hace pensar siempre ¡y mira que da pereza!
Pero ¿Quién permanece impasible ante? : ‘Uno no vino a querer una sola vez ni a
querer a una sola persona. Uno tiene que estar donde lo quieran a uno y con
quien lo quiera a uno…hay que lograr la capacidad de estar donde se quiera, con
quien se quiera, el tiempo que se quiera. Y de poder irse cuando uno quiera, lo
cual no es ninguna tragedia’
Y mientras camino con el sobrepeso de los huesos de los
santos pero con el alivio de los buñuelos de viento, me digo: ¡qué fácil estar,
qué difícil ser!
(Publicado el día 2 de noviembre en Nuevatribuna.es:
1 comentario:
Qué bonito!
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