Si persiste la coacción de Merkel, Rajoy debe advertir que España se saldrá del euro
YA ESTÁ bien de regañinas. Ya está bien de advertencias. Ya está bien de inspecciones. Ya está bien de amenazas, a veces tocando la boca, a veces la frente. España es una vieja nación que siempre ha pagado sus deudas. Incluso, entre 1936 y 1939, lo hicieron los dos bandos de la guerra incivil. Resulta cada semana más indignante la intromisión de Angela Merkel y sus peones europeos en la política interior de España, presidida por un líder serio que arrolló en las elecciones generales con mayoría absoluta, frente a la incertidumbre democrática de un tecnócrata colocado a dedo en Italia.
España, integrada en la Unión Europea, pertenece a la zona euro y con ella comparte beneficios y responsabilidades. Parece lógico que las autoridades europeas exijan a nuestro país que rectifique los despilfarros de Zapatero porque el déficit disparado y la deuda acrecida perjudican la estabilidad de la moneda común. Hasta ahí, la posición europea resulta razonable. Pero si Mariano Rajoy ha anunciado que en el año 2013 el déficit español se situará en el 3%, los dirigentes europeos, con Angela Merkel a la cabeza, deben abandonar las regañinas y las coacciones, cuando no los abiertos chantajes, dejando en paz al presidente español y retirando las narices de la política interna de España. Su papel no debe ser otro que esperar. Si Rajoy no cumpliera con el déficit comprometido, entonces a todos parecerá aceptable que las autoridades europeas adopten medidas de control. Hasta entonces hay que exigirles que se dejen de monsergas y de dar la lata.
Si Angela Merkel y sus peones persistieran en el acoso y la coacción, Rajoy debería advertirles claramente que España se saldrá del euro. Nuestra nación no es ni Grecia ni Portugal ni Irlanda, dicho esto con el máximo respeto hacia esos países. España está instalada entre las diez grandes potencias económicas del mundo y si anunciara su abandono del euro terminaría con todo el tinglado amorosamente levantado por Alemania en torno a la moneda única. Rajoy no tiene por qué caer de hinojos ante el chantaje o la coacción. Está en sus manos una parte sustancial del destino del euro y debe hacerse valer como corresponde a la seriedad tradicional de la gran nación española. La debilidad zapatética ha concluido. La gentil marioneta Elena Salgado ha sido sustituida por economistas de ancho prestigio como Montoro y Guindos. Ni estamos en la situación de Grecia o Portugal ni en la incertidumbre de Monti. Hasta diciembre de 2013, Rajoy debe tener las manos libres, gestionar la política que considere más conveniente para cumplir con los objetivos europeos y exigir que le dejen en paz. Algunos de los colaboradores monclovitas del presidente del Gobierno se han convertido en pavos reales con las colas desplegadas y no sé si entre tanto contoneo dejarán calibrar a Rajoy la realidad de las cosas y las potentes cartas que tiene en las manos para jugar con fuerza la baza española en la Europa unida.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española
19/04/2012
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